lunes, 30 de noviembre de 2015

COMPARTIENDO: César Florez Uría: DÍA QUE PROHIBIERON EL MATE 30 DE NOVIEMBRE

Hoy (30/11)  es el Día del Mate: recuerdo del día en que lo prohibieron
Hubo un tiempo en que un gobernador bonaerense quiso arrancar de cuajo con la tradición por considerarla un vicio del demonio.
Los 30 de noviembre es, para todos los argentinos, el Día del Mate. Seguramente habrá muchos en que no se hayan puesto a reflexionar en ello al poner la pava al fuego o al vaciar el mate para los primeros sorbos de la mañana. Sin embargo, de haber sido por Hernando Arias de Saavedra, más conocido como Hernandarias, ese cotidiano placer seguiría siendo un clandestino deleite.
Han pasado casi 146 mil días desde que el entonces gobernador de Buenos Aires, un 20 de mayo de 1616, hizo publicar un bando en el que prohibía la yerba mate en cualquier uso. El año próximo se cumplirán 400 años desde aquella insólita y dictatorial decisión.
El mate estaba prohibido, y quien quiera que lo tuviese sería penado con multas -si era español- o con azotes -si era nativo. Toda la yerba decomisada sería incinerada en la plaza pública, por ser considerada contraria al trabajo, al hombre y a Dios.
"Sugestión clara del demonio; vicio abominable y sucio; hace a los hombres holgazanes"
Hernandarias, nacido en Asunción, fue el primer nativo americano en ejercer un cargo de ese tenor y, según relata su compatriota, el historiador Ruiz Díaz de Guzmán, en Breve historia de etapas de conquista (1612), también estuvo entre los primeros en observar que los guaraníes llevaban en unas pequeñas bolsas de cuero, llamadas guayacas, hojas de yerba mate triturada y tostada, a la que tanto podían beber en infusión como mascar durante sus tareas cotidianas o en largas marchas.
"Sugestión clara del demonio", "vicio abominable y sucio que es tomar algunas veces al día la yerba con gran cantidad de agua caliente" que "hace a los hombres holgazanes, que es total ruina de la tierra, y como es tan grande temo que no se podrá quitar si Dios no lo hace". La extendida costumbre de tomar mate era habitué entre los habitantes de Buenos Aires del decimoséptimo siglo. A pesar de ello, (o a raíz de ello) la práctica llegó a ser denunciada ante el Tribunal de la Santa Inquisición de Lima.
Hernandarias ordenó que "nadie en adelante fuese ni enviase indios a haber hierba a ninguna parte donde la haya, ni la traiga, ni traten ni contraten so pena de pérdida de ella, que se ha de quemar en la plaza pública".
También impuso multas de 100 pesos a los españoles, o 100 azotes si eran aborígenes, a quien "la metiere o quisiese meter en la ciudad". En vano, la ley intentó erradicar una costumbre demasiado enraizada en la cultura local. Por aquellos días, incluso se llegó a señalar el tomar mate como un "vicio que favorese (sic) a los enamorados".
Bocacalle de Hernandarias y Suárez, en el barrio porteño de La Boca
"Hoy el mate es un orgullo regional, un emblema del extremo sur de América, y hasta un provechoso motor de atracción turística"
"Todos los españoles, hombres y mujeres, y todos los indios beben esta yerba, y cuando no tienen con qué comprarla dan sus calzones y frazadas, cuando le falta desfallesen y dicen que no pueden vivir. Todos los indios la toman antes que amanesca y todas las veses que la tienen cuando trabajan, aunque no coman, con sola yerba se sustentan y se avivan las fuerzas para trabajar de nuevo", reza una descripción textual de la época.
Mucho ha cambiado desde aquella época. No sólo hoy desfallecer se escribe con c, amanezca con z y veces con c, sino que además el mate es un orgullo regional, un emblema del extremo sur de América, y hasta un provechoso motor de atracción turística.
¿Que diría Hernandarias si cabalgase hoy por Buenos Aires? No sólo se sorprendería por lo extendido del satánico vicio -hay estaciones de agua caliente en las estaciones de servicio, mates adornados con los colores del campeón y hasta kits de mate descartables- sino además podría desfalleser de poner pie en un supermercado. Amarga, suave, edulcomate, adelgamate, con palo, sin palo, con hierbas, sin hierbas, con muchas hierbas o con poca, de un kilo, de medio, llevá dosporuno, -¿azucar? no dejá, gracias-, de precio regulado, de precio libre, uruguaya, brasileña, del monte, del llano, en cjaa premium ¡y hasta en saquito!
Así como en algunos alejados aeropuertos del mundo la aparición de un par de paquetes de yerba en las valijas pueden incomodar a los despachantes poco curtidos que la confunden con una droga ilegal, en los tiempos de la Buenos Aires del 1600 sus detractores hasta llegaron a alegar que los hechiceros guaraníes aspiraban el polvo de las hojas de yerba como un narcótico que les permitía entrar en trance.
Fueron los jesuitas los que, pese a que al principio también la criticaron, mejoraron su cultivo. También monopolizaron su comercio, hasta que en 1767 fueron expulsados de las colonias españolas en América latina. Sólo con la llegada del siglo XX el cultivo del mate se tradujo en una industria, en el largo camino que lleva a su extendida presencia en las góndolas de hoy.
EL MATE – UNA BEBIDA TÍPICA ARGENTINA.
Con esto no decimos que sea de origen argentino, sino que es una costumbre muy de estas tierras, como también en Uruguay, Paraguay y Brasil.
Con el nombre de mate, nos referimos a la infusión de hojas de yerba mate (Ilex paraguayensis), secadas y molidas, servidos en un recipiente del mismo nombre. Este recipiente, el más tradicional de todos, es una especie de calabaza “Lagenaria siceraria” de la cuál se obtiene el porongo, calabaza de peregrino o jícaro. Este fruto, una vez cultivado y seco se utiliza como recipiente para tomar mate, previamente debe ser curado.
Tanto la bebida como este recipiente, deben su nombre al origen de este fruto que toma su nombre del término nahuatl para la calabaza, matli.
De sabor amargo, debido a los taninos de las hojas de la yerba, de ahí que haya quienes prefieran el mate endulzado con azúcar, miel y hasta edulcorante.
También tiene un dejo de acidez, y quizás de ahí que haya quienes le agregan otras hierbas, como menta, cedrón, melissa, boldo, tilo y otras que logran neutralizar la acidez.
Preparación del mate:
Primero se coloca la yerba dentro del mate, llenando unos 2/3 del mismo. Es común taparlo con la mano y sacudirlo boca abajo, esto hace que el polvillo de la yerba, quede arriba cuando lo enderecemos y de esta forma sea más difícil que se tape la bombilla.
Estando nuevamente derecho, se vierte un poco de agua dentro del mismo. El agua debe estar a unos 84ºC, pero claro siempre hay quienes lo toman más o menos caliente. Es importante mojar la yerba por un costado en lo posible, logrando que parte de la misma flote y no se humedezca. Se deja reposar un minuto y se introduce la bombilla por la parte húmeda, para así empezar a cebar los mates.
Hay quienes optan por no tomar el primer mate y simplemente lo sorben y lo escupen, ya que consideran que el primer mate puede ser fuerte.
Si se va a tomar dulce, se puede ir poniendo un poco de azúcar antes de cebar cada mate. Si se usará edulcorante, lo ideal sería ponerlo en el termo junto con el agua, de esa forma es menos invasivo.
Curado del mate (recipiente):
Si el mate fuera de calabaza, debe ser curado antes de poder ser utilizado para cebar mate. Un método muy tradicional, es poner dentro del mismo un carbón encendido y unas cucharadas de azúcar y hacer girar el carbón por el interior del recipiente.
Otro método que sirve tanto para recipientes de calabaza como de madera, es dejar el recipiente, con yerba usada y agua durante unas 24 a 48 horas.
Para recipientes de calabaza, también se les puede volcar dentro azúcar a punto caramelo por las paredes y dejarlo luego en remojo, esto despegará cualquier pelusa interna que pueda tener la calabaza.
El cebado:
Se denomina así al acto de agregar agua dentro del recipiente.
Por lo general se tira agua cerca de la bombilla, evitando de esta forma mojar toda la yerba, ya avanzado el cebado, se puede ir humedeciendo más.
Saborizantes:
Al mate, es común también saborizarlo, y en este ámbito las variantes son infinitas. Desde cáscaras de frutas como naranja, limón y pomelo, hasta café molido o granos de café.
Las pieles de las frutas, le dan un estilo diferente a los mates, y acá es donde no hay nada como hacerlo uno mismo, si bien hay en el mercado yerbas ya saborizadas, nada es mejor que un poco de piel de naranja o limón en el mate al momento de prepararlo, las mismas pueden ser recién cortadas, o pueden estar ya secas. Hay hasta quienes utilizan también la piel de la mandarina.
También el café molido es una buena manera de saborizar los mates, al igual que las cáscaras de frutas, también hay yerbas saborizadas con café en los comercios.
Otra variante es la incorporación de hierbas, a tales efectos también ya hay mezclas de yerbas y hierbas, o mix de hierbas para incorporar al mate, como se el Cachamai (que es un nombre comercial) pero se asocia a su producto de mix de hierbas que contiene Poleo, Peperina, Manzanilla, Menta, Coriandro e Hinojo. Si bien nació como una mezcla para té, la gente que lo comenzó a usar para saborizar los mates, y de esta manera nació la yerba mate cachamai, ya saborizada.
Una variante fría: El tereré:
Más común en el Paraguay y en el Norte Argentino, es una variante que consiste en preparar la infusión con agua fría. Normalmente preparada en un vaso, a la yerba se le adicionan cubitos de hielo y se ceba el mate con agua helada.
Otras variantes es prepararlo con agua saborizada con jugo de limón, pomelo, o naranja.

Gracias César Florez Uría por tu compartir. Muy bueno.

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