La
pregunta que uno hace es ¿Cómo llegó San Martín de Tours a estos pagos?
Y la curiosa historia se remonta al año de la fundación de la Ciudad de
Buenos Aires por Juan de Garay. Una vez cumplidos los requisitos de la
fundación de una ciudad colonial, en junio de 1580 los primeros
pobladores y el clero se reúnen para designar al santo patrono de la
ciudad. En una bolsa se colocan papeles con los nombres de los santos
candidatos y un niño saca uno de ellos; el santo que salió designado es
San Martín de Tours; los cabildantes no estaban de acuerdo con que un
santo francés sea patrono de aquellas tierras ignotas.
Luego
de un breve debate el niño vuelve a sacar un papel de la bolsa y el
santo que se lee nuevamente es San Martín de Tours; los habitantes
vuelven a negarse de que el santo francés sea su protector y por tercera
vez salió de la bolsa el nombre del mismo santo. Así los habitantes
interpretaron que era voluntad de Dios que San Martín de Tours sea el
santo patrono de la Ciudad de Buenos Aires y respetaron la elección.
A
lo largo de la historia, San Martín de Tours pasó a formar parte de la
cultura popular porteña. Los días de conmemoración del santo eran días
de festejos populares en toda la época colonial y post revolución de
mayo. Era uno de los días más importantes en el calendario de la ciudad.
El 11 de noviembre había festivales en todas las calles con fuegos de
artificio, ese día no se trabajaba y había una procesión en la calle
principal; ese día las clases bajas y altas estaban unidas en aquel
festejo. Al llegar la tarde, las fiestas se trasladaban a las casas con
bailes y tertulia de aquella época.
Era un día de regocijo y júbilo
para los porteños. Por supuesto que desde España siempre se han hecho
gestiones para destituir ese santo y poner uno más acorde al reino
ibérico; pues era imposible, los pobladores siempre se negaron a retirar
a San Martín de Tours como patrono de la ciudad. Las gestiones por
parte de España eran más hostiles cuando estaban en guerra con Francia;
aún así los porteños se negaban al pedido y asumían las consecuencias
que ello podría aparejar. Incluso los reyes de España llevaron el
reclamo al vaticano y la respuesta era que es voluntad de Dios y del
pueblo de esa ciudad que San Martín de Tours sea patrono de Buenos
Aires.
En muchos años los españoles se
preguntaban por qué había tanta devoción por San Martín de Tours en los
habitantes de la ciudad de Buenos Aires. Más allá del milagro de la
elección del santo, nadie sabía o podía interpretar cual era el mensaje
que la providencia quería dar sobre el patrono.
La
devoción por el santo era tan grande que el poeta Francisco Luis
Bernárdez una vez dijo en su Oración a San Martín, éste, “no teniendo
con qué socorrer al mendigo, como aquella causa era justa, desenvainó la
espada que llevaba al cinto, rasgó por el medio su capa, le alargó la
mitad y siguió su camino, llevando la otra mitad para cubrir
espiritualmente al pueblo argentino, que, con el andar de los años,
había de nacer aquí, donde nacimos”.
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