Hoy (30/11) es el Día del Mate: recuerdo del día en que lo prohibieron
Hubo un tiempo en que un gobernador bonaerense quiso arrancar de cuajo con la tradición por considerarla un vicio del demonio.
Los
30 de noviembre es, para todos los argentinos, el Día del Mate.
Seguramente habrá muchos en que no se hayan puesto a reflexionar en ello
al poner la pava al fuego o al vaciar el mate para los primeros sorbos
de la mañana. Sin embargo, de haber sido por Hernando Arias de Saavedra,
más conocido como Hernandarias, ese cotidiano placer seguiría siendo un
clandestino deleite.
Han
pasado casi 146 mil días desde que el entonces gobernador de Buenos
Aires, un 20 de mayo de 1616, hizo publicar un bando en el que prohibía
la yerba mate en cualquier uso. El año próximo se cumplirán 400 años
desde aquella insólita y dictatorial decisión.
El
mate estaba prohibido, y quien quiera que lo tuviese sería penado con
multas -si era español- o con azotes -si era nativo. Toda la yerba
decomisada sería incinerada en la plaza pública, por ser considerada
contraria al trabajo, al hombre y a Dios.
"Sugestión clara del demonio; vicio abominable y sucio; hace a los hombres holgazanes"
Hernandarias,
nacido en Asunción, fue el primer nativo americano en ejercer un cargo
de ese tenor y, según relata su compatriota, el historiador Ruiz Díaz de
Guzmán, en Breve historia de etapas de conquista (1612), también estuvo
entre los primeros en observar que los guaraníes llevaban en unas
pequeñas bolsas de cuero, llamadas guayacas, hojas de yerba mate
triturada y tostada, a la que tanto podían beber en infusión como mascar
durante sus tareas cotidianas o en largas marchas.
"Sugestión
clara del demonio", "vicio abominable y sucio que es tomar algunas
veces al día la yerba con gran cantidad de agua caliente" que "hace a
los hombres holgazanes, que es total ruina de la tierra, y como es tan
grande temo que no se podrá quitar si Dios no lo hace". La extendida
costumbre de tomar mate era habitué entre los habitantes de Buenos Aires
del decimoséptimo siglo. A pesar de ello, (o a raíz de ello) la
práctica llegó a ser denunciada ante el Tribunal de la Santa Inquisición
de Lima.
Hernandarias
ordenó que "nadie en adelante fuese ni enviase indios a haber hierba a
ninguna parte donde la haya, ni la traiga, ni traten ni contraten so
pena de pérdida de ella, que se ha de quemar en la plaza pública".
También
impuso multas de 100 pesos a los españoles, o 100 azotes si eran
aborígenes, a quien "la metiere o quisiese meter en la ciudad". En vano,
la ley intentó erradicar una costumbre demasiado enraizada en la
cultura local. Por aquellos días, incluso se llegó a señalar el tomar
mate como un "vicio que favorese (sic) a los enamorados".
Bocacalle de Hernandarias y Suárez, en el barrio porteño de La Boca
"Hoy el mate es un orgullo regional, un emblema del extremo sur de América, y hasta un provechoso motor de atracción turística"
"Todos
los españoles, hombres y mujeres, y todos los indios beben esta yerba, y
cuando no tienen con qué comprarla dan sus calzones y frazadas, cuando
le falta desfallesen y dicen que no pueden vivir. Todos los indios la
toman antes que amanesca y todas las veses que la tienen cuando
trabajan, aunque no coman, con sola yerba se sustentan y se avivan las
fuerzas para trabajar de nuevo", reza una descripción textual de la
época.
Mucho
ha cambiado desde aquella época. No sólo hoy desfallecer se escribe con
c, amanezca con z y veces con c, sino que además el mate es un orgullo
regional, un emblema del extremo sur de América, y hasta un provechoso
motor de atracción turística.
¿Que
diría Hernandarias si cabalgase hoy por Buenos Aires? No sólo se
sorprendería por lo extendido del satánico vicio -hay estaciones de agua
caliente en las estaciones de servicio, mates adornados con los colores
del campeón y hasta kits de mate descartables- sino además podría
desfalleser de poner pie en un supermercado. Amarga, suave, edulcomate,
adelgamate, con palo, sin palo, con hierbas, sin hierbas, con muchas
hierbas o con poca, de un kilo, de medio, llevá dosporuno, -¿azucar? no
dejá, gracias-, de precio regulado, de precio libre, uruguaya,
brasileña, del monte, del llano, en cjaa premium ¡y hasta en saquito!
Así
como en algunos alejados aeropuertos del mundo la aparición de un par
de paquetes de yerba en las valijas pueden incomodar a los despachantes
poco curtidos que la confunden con una droga ilegal, en los tiempos de
la Buenos Aires del 1600 sus detractores hasta llegaron a alegar que los
hechiceros guaraníes aspiraban el polvo de las hojas de yerba como un
narcótico que les permitía entrar en trance.
Fueron
los jesuitas los que, pese a que al principio también la criticaron,
mejoraron su cultivo. También monopolizaron su comercio, hasta que en
1767 fueron expulsados de las colonias españolas en América latina. Sólo
con la llegada del siglo XX el cultivo del mate se tradujo en una
industria, en el largo camino que lleva a su extendida presencia en las
góndolas de hoy.
EL MATE – UNA BEBIDA TÍPICA ARGENTINA.
Con
esto no decimos que sea de origen argentino, sino que es una costumbre
muy de estas tierras, como también en Uruguay, Paraguay y Brasil.
Con
el nombre de mate, nos referimos a la infusión de hojas de yerba mate
(Ilex paraguayensis), secadas y molidas, servidos en un recipiente del
mismo nombre. Este recipiente, el más tradicional de todos, es una
especie de calabaza “Lagenaria siceraria” de la cuál se obtiene el
porongo, calabaza de peregrino o jícaro. Este fruto, una vez cultivado y
seco se utiliza como recipiente para tomar mate, previamente debe ser
curado.
Tanto
la bebida como este recipiente, deben su nombre al origen de este fruto
que toma su nombre del término nahuatl para la calabaza, matli.
De
sabor amargo, debido a los taninos de las hojas de la yerba, de ahí que
haya quienes prefieran el mate endulzado con azúcar, miel y hasta
edulcorante.
También
tiene un dejo de acidez, y quizás de ahí que haya quienes le agregan
otras hierbas, como menta, cedrón, melissa, boldo, tilo y otras que
logran neutralizar la acidez.
Preparación del mate:
Primero
se coloca la yerba dentro del mate, llenando unos 2/3 del mismo. Es
común taparlo con la mano y sacudirlo boca abajo, esto hace que el
polvillo de la yerba, quede arriba cuando lo enderecemos y de esta forma
sea más difícil que se tape la bombilla.
Estando
nuevamente derecho, se vierte un poco de agua dentro del mismo. El agua
debe estar a unos 84ºC, pero claro siempre hay quienes lo toman más o
menos caliente. Es importante mojar la yerba por un costado en lo
posible, logrando que parte de la misma flote y no se humedezca. Se deja
reposar un minuto y se introduce la bombilla por la parte húmeda, para
así empezar a cebar los mates.
Hay
quienes optan por no tomar el primer mate y simplemente lo sorben y lo
escupen, ya que consideran que el primer mate puede ser fuerte.
Si
se va a tomar dulce, se puede ir poniendo un poco de azúcar antes de
cebar cada mate. Si se usará edulcorante, lo ideal sería ponerlo en el
termo junto con el agua, de esa forma es menos invasivo.
Curado del mate (recipiente):
Si
el mate fuera de calabaza, debe ser curado antes de poder ser utilizado
para cebar mate. Un método muy tradicional, es poner dentro del mismo
un carbón encendido y unas cucharadas de azúcar y hacer girar el carbón
por el interior del recipiente.
Otro
método que sirve tanto para recipientes de calabaza como de madera, es
dejar el recipiente, con yerba usada y agua durante unas 24 a 48 horas.
Para
recipientes de calabaza, también se les puede volcar dentro azúcar a
punto caramelo por las paredes y dejarlo luego en remojo, esto despegará
cualquier pelusa interna que pueda tener la calabaza.
El cebado:
Se denomina así al acto de agregar agua dentro del recipiente.
Por
lo general se tira agua cerca de la bombilla, evitando de esta forma
mojar toda la yerba, ya avanzado el cebado, se puede ir humedeciendo
más.
Saborizantes:
Al
mate, es común también saborizarlo, y en este ámbito las variantes son
infinitas. Desde cáscaras de frutas como naranja, limón y pomelo, hasta
café molido o granos de café.
Las
pieles de las frutas, le dan un estilo diferente a los mates, y acá es
donde no hay nada como hacerlo uno mismo, si bien hay en el mercado
yerbas ya saborizadas, nada es mejor que un poco de piel de naranja o
limón en el mate al momento de prepararlo, las mismas pueden ser recién
cortadas, o pueden estar ya secas. Hay hasta quienes utilizan también la
piel de la mandarina.
También
el café molido es una buena manera de saborizar los mates, al igual que
las cáscaras de frutas, también hay yerbas saborizadas con café en los
comercios.
Otra
variante es la incorporación de hierbas, a tales efectos también ya hay
mezclas de yerbas y hierbas, o mix de hierbas para incorporar al mate,
como se el Cachamai (que es un nombre comercial) pero se asocia a su
producto de mix de hierbas que contiene Poleo, Peperina, Manzanilla,
Menta, Coriandro e Hinojo. Si bien nació como una mezcla para té, la
gente que lo comenzó a usar para saborizar los mates, y de esta manera
nació la yerba mate cachamai, ya saborizada.
Una variante fría: El tereré:
Más
común en el Paraguay y en el Norte Argentino, es una variante que
consiste en preparar la infusión con agua fría. Normalmente preparada en
un vaso, a la yerba se le adicionan cubitos de hielo y se ceba el mate
con agua helada.
Otras variantes es prepararlo con agua saborizada con jugo de limón, pomelo, o naranja.
Gracias César Florez Uría por tu compartir. Muy bueno.