Autorizo a Elsa Lorences a compartir mi comentario.
El Rosario posee en sí el poder de curar
Cuando rezamos el rosario, vemos nuevamente los momentos importantes y significativos de la historia de la salvación; recorremos de nuevo las diferentes etapas de la misión de Cristo. Con María, uno vuelve el corazón al misterio de Jesús.
Colocamos a Jesús en el centro de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestras ciudades, a través de la contemplación y meditación de sus santos misterios de gozo, luz, dolor y gloria...
Que María nos ayude a recibir en nosotros la gracia que emana de estos misterios, para que a través de nosotros pueda «irrigar» a la sociedad, partiendo de nuestras relaciones cotidianas, y purificarla de tantas fuerzas negativas, abriéndola a la novedad de Dios.
El Rosario, cuando se reza con auténtica devoción, no de una manera mecánica y superficial, sino profunda, trae ciertamente paz y reconciliación. Contiene en sí mismo el poder sanador del Santísimo Nombre de Jesús, invocado con fe y amor en cada avemaría.
Papa Benedicto XVI: Discurso del 3 de mayo de 2008
Cuando rezamos el rosario, vemos nuevamente los momentos importantes y significativos de la historia de la salvación; recorremos de nuevo las diferentes etapas de la misión de Cristo. Con María, uno vuelve el corazón al misterio de Jesús.
Colocamos a Jesús en el centro de nuestra vida, de nuestro tiempo, de nuestras ciudades, a través de la contemplación y meditación de sus santos misterios de gozo, luz, dolor y gloria...
Que María nos ayude a recibir en nosotros la gracia que emana de estos misterios, para que a través de nosotros pueda «irrigar» a la sociedad, partiendo de nuestras relaciones cotidianas, y purificarla de tantas fuerzas negativas, abriéndola a la novedad de Dios.
El Rosario, cuando se reza con auténtica devoción, no de una manera mecánica y superficial, sino profunda, trae ciertamente paz y reconciliación. Contiene en sí mismo el poder sanador del Santísimo Nombre de Jesús, invocado con fe y amor en cada avemaría.
Papa Benedicto XVI: Discurso del 3 de mayo de 2008
Mil gracias Manuela Gamba. Hermoso artículo. Mil gracias. Elsa.
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