JUAN PABLO II
LA VUELTA A CASA 2/4/2005
Se apagó la
lucecita
que cuidaba
nuestra iglesia
y representaba a
Cristo
en esta bendita
tierra.
Se apagó, y era
de noche
pero a oscuras
no quedamos,
el hizo prender
más luces
para que Jesús
bajara,
lo tomara de la
mano
y a su casa lo
llevara.
Sí, la despedida
es triste
pero no hay
lugar al llanto.
María lo está
esperando
para cubrirlo
con su manto.
Sí, la despedida
es triste.
pero ilumina mi
esperanza
encontrarlo nuevamente
cuando yo
regrese a casa.
Elsa Lorences de
Llaneza
A doce años de tu partida, Papa querido, te recuerdo como el primer día. Bendice mi patria y a sus habitantes. AMÉN
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