8 de enero de 2017 21:20 |
Un hombre desquiciado por amor
grita entre dunas y soledades.
Armaduras que caen de sus tumbas.
Ignorantes pieles herrumbradas.
Existencia del antes en ahora.
Redonda eternidad inmersa en agua.
Líquido abismal y enmudecido
cercado por las gotas esparcidas al sol
por los designios.
Quién yo, quién él, quién el nosotros
de cada latitud
en la inmensa extensión
de tierras y mares y latidos.
Vertidas por la delantera de la Gracia
las palabras de una entrega que no cesa.
Y desciende la vida enteramente.
Se oye apenas el ruido de una salpicadura
de la misma raza.
El silencio es atroz.
Varas de juncos se mecen
y recuerdan.
Nacimos en esta geografía.
De esta altitud está hecho el tiempo.
Sin razones ni remordimientos.
Desde el Jordán a la Cruz
a puro golpe
de cielo abierto galopamos.
Fuente de eternidad tu sumergirte.
Victoria de agua tu costado traspasado.
Lucrecia Casemajor
Del libro "Poemas a los misterios"
Mil gracias Lucrecia. Hermoso poema.
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