Si
yo no soy el que era ayer.
Si
quienes estaban, no están.
Si
no puedo oler los jazmines
de
la casa de mi niñez...
Si,
burlador en el mismo paisaje,
el
río de ayer se perdió en el mar
y
ya no es el río que hoy refresca las orillas,
que
tampoco son las mismas...
Si
lo que ayer confirmaba, convencido,
hoy
es lo opuesto de lo que ahora afirmo,
también
convencido,
pero
no sé si lo diré mañana.
Entonces
¿qué es lo que permanece?
¿Qué
hay que no se vaya?...
Tal
vez el amor es lo que queda.
Y
si así fuera...
Es
sólo una sospecha,
pero
si fuera así, sería
la
esencia de todas las ciencias;
la
respuesta que busca el filósofo.
Y,
si acaso el amor que dura
también
fuera el Dios buscado,
no
quiero más respuestas:
habría
encontrado la única teología.
Y
sabría que es lo que permanece...
JORGE
A. LÓPEZ
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