Seguimos reflexionando sobre la luz y la sombra a partir de un hermoso poema de Rumi.
El poema habla por
sí solo y no necesita comentario. Los invito a leerlo muy pausadamente y
a saborear cada frase y cada palabra.
Les comparto brevemente unas lucecitas:
La sombra reconocida y amada se transforma en bendición: ¡reconoce y ama lo que te duele! ¡Reconoce y ama tus heridas!
El pleno sol reduce la sombra: el cenit
es el punto más vertical del sol donde la sombra es mínima o nula. Es el
punto central de tu vida, desde donde vivir. ¿Encontraste el cenit?
Todo esto no se puede y no se debe
explicar: no busques explicaciones racionales. Simplemente bebes de la
luz. Deja que la luz sea. Y calla.
El árbol del recogimiento es tu celda
más interior, tu lugar más intimo, donde ya no estás tu, sino solo Dios.
Descubrirás tu verdadero yo: Dios.
En ese lugar sin lugar solo hay luz.
Desde ahí podrás volar, vivir en libertad y aprenderás a manejar
con sabiduría y paz el juego de amor de luces y sombras.
P. Stefano Cartabia (Uruguay)
Mil gracias P. Stefano. Hay mucho para reflexionar aquí.
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