Testimonio:
En
el ranchito donde vacacionamos guardo dos Rosarios de plástico
traídos por mis padres de Medjugore.
Uno siempre está colgado en la
cabecera de mi cama y el otro es el que uso permanentemente (salvo
cuando voy a la playa o de noche mientras duermo porque me pincha un
poco la piel y me sobresalto pensando que es algún insecto).
Ese
que uso siempre es además fluorescente (si se lo ilumina, cuando se
apaga la luz, brilla en la oscuridad, es hermoso!). Una noche íbamos
a salir a comer algo. Yo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario