NOCHE A
NOCHE
Sin hacer más
intentos de olvidar lo imposible
volteo hacia tu
rostro, que en dócil coquetería me sonríe;
ayer inventé
caricias por nadie nunca soñadas,
y quiero
estrenarlas contigo en la ocasión
anhelada.
Digo tu nombre en
silencio, y oigo en demencial presencia
lo que bien sé no
es mi voz, y la estancia así se envuelve
en una penumbra,
atroz. Y retorno a tu dulce expresión
salpicada de
inocencia, y mis ojos amorosos leen eso
que nadie
descifra, una inmensa soledad,
tan grande como la
mía.
Y mis dedos mezan
tu alborotado cabello,
y cínicos
descienden por tus frágiles formas entalladas en azul,
Y entre la arena y
el mar, una lágrima delata
lo que
silenciosamente existe, es un gran amor, sublime,
y una hambre
infinita de amar.
Entonces, antes de
dormir, en acto de fugaz derroche
beso tu
fotografía, y le pido que me ayude,
a soñarte noche, a
noche.
Eduardo Martínez
Zendejas.
Hermoso amigo. Felicidades.
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