A
MI ÁNGEL DE LA GUARDA
(fragmento - Enero de 1897)
¡Oh
mi glorioso guardián,
guardián del cuerpo y del alma,
que en el cielo estás brillando
hecho dulce y pura llama
junto al trono del Eterno!
Por mí bajas a la tierra
y me alumbras con tu luz,
te haces mi hermano, ángel bello,
mi amigo y consolador.
guardián del cuerpo y del alma,
que en el cielo estás brillando
hecho dulce y pura llama
junto al trono del Eterno!
Por mí bajas a la tierra
y me alumbras con tu luz,
te haces mi hermano, ángel bello,
mi amigo y consolador.
Conociendo
que soy débil,
¡gran debilidad la mía!,
tú me coges de la mano,
y te veo, conmovida,
apartar de mi camino
la piedra que lo entorpece.
Me invita tu dulce voz
a no mirar más que al cielo.
Y cuanto mas pequeñita
y más humilde me ves,
tanto más tu clara frente
irradia de puro gozo.
¡gran debilidad la mía!,
tú me coges de la mano,
y te veo, conmovida,
apartar de mi camino
la piedra que lo entorpece.
Me invita tu dulce voz
a no mirar más que al cielo.
Y cuanto mas pequeñita
y más humilde me ves,
tanto más tu clara frente
irradia de puro gozo.
Santa
Teresita del Niño Jesús
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