Cuando sea la hora,
Señor
haz que llegue
limpia, despojada,
que haya reparado mis
pecados,
que haya fatigado mis
“talentos”,
aquellos que nos diste
a todos, generoso,
para extender las promesas
de tu Reino.
Cuando sea la hora,
Señor
haz que hayan
madurado mis espigas
aunque yo esté
ausente en la cosecha
y sean otros los que concluyan
la faena;
pero, que haya
compartido el tiempo,
con quienes esperaban
tu consuelo.
Cuando sea la hora,
Señor
recurriré a tu
entrañable compasión
y a la intercesión de
nuestra Madre
para que la piedad
cubra la miseria humana,
las flaquezas, el
egoísmo, la omisión…
ya saldados por las
llagas de Jesús.
Cuando sea la hora,
Señor
quiero presentar mi
corazón arrepentido,
el amor propio, en la
espera, incinerado;
quiero entregar las
lágrimas vertidas
con las que al
renunciar, mitigué el orgullo
o en la fragua de la
humillación, supe extinguir…
Cuando sea la hora,
Señor
deseo dejar marcas de
fe en el camino
como refugio flotante para náufragos.
Y aspiro, confiada, tu
anuencia y bendición,
para encontrarme
contigo y mis hermanos
en el paraíso que
otorga tu perdón.
Nelly Esther Vichich
Excelente amiga. Gracias por haber regresado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario