HOMENAJE A NUESTRA PATRONA,
MADRE DE LA MERCED
SANACIÓN
Ahí la ví,
justo atrás del relámpago
-destello fugaz en la fragilidad del tiempo-
ella estaba allí.
Prístina y clara como esperanza de niño,
erguida y fuerte como ciprés centenario,
humilde y prudente como sabiduría de anciano,
sin dudas, era ella.
Era ella,
tras la grieta blanca
que hendió la oscura noche,
estaba allí.
Iluminada por el Espíritu como en Pentecostés.
En soledad y silencio como en la tarde de la cruz.
Atenta como en las bodas de Caná,
Diligente como en la visita a Isabel.
Con cada fogonazo de los cielos
pude observar su rostro terso y dulce,
la misericordia pincelando su mirada,
su sonrisa maternal y persuasiva.
Luego vi que se acercaba, protectora.
En un gesto de infinita compasión
sus tiernas manos rodearon mis dos manos
rescatándome de las sombras y la inclemencia.
En su cálido regazo me envolvió con su ternura,
me entonó la canción con que en Belén
acarició al recién nacido, con estrellas
arropó mi cuerpo ya dormido.
Segura estoy que le entregó a su hijo
mi marchito corazón que latía quejas,
y Él apagó el resquemor de las heridas
y perdonó mis faltas, mis olvidos
pues desperté cual arroyo cristalino
que torna fresco el calor de las arenas,
Con un canto agradecido en mis latidos
todo, en mi ser, florecía primaveras.
María de las Mercedes, 24/ 9/ 2015 (Chascomús)
queridas amigas /os:
en
agradecimiento a vuestras salutaciones en mi cumple - que mucho bien me
hicieron,dicho sea de paso- les envío estas pobres palabras que escribí
en homenaje a aquella que aún me permite llevar su nombre.
Mil gracias María de las Mercedes. Feliz Cumple.
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