En la lóbrega quietud de un monasterio, allá,
en un corredor en la penumbra,
se proyecta una sombra que doliente clama
con un amor, que nadie escucha.
Un Cristo mal clavado a un crucifijo con
rostro de dolor por los pecados,
es el actor que mudo en esta escena, yace
en la lista de los Cristos olvidados.
Cantan los monjes sus cantares neutros, mas
no son cantos al señor de la tristeza,
al olvidado en esa lóbrega caverna, corredor
triste tan lleno de asperezas,
al que cobija tan solo la tiniebla y hace
de su dolor, cruel experiencia,
y aún espera algún monje perdido que una
alabanza hasta su planta ofrezca.
Lánguidas voces, coros mañaneros, y de sus
celdas van saliendo lento
en largas filas y siempre en el silencio, seminaristas
que van rumbo hacia el templo,
sacro recinto cargado de aromas, inciensos,
ceras, flores de la loma;
y en el altar descendiendo lento, un Cristo
blanco, de mirar sediento.
El ve con llanto a esos penitentes que
acuden mustios a su santa casa,
ahí le ofrecen cánticos celestes y
disciplinas en la piel marcadas,
mas solo falta que queden a solas para de
nuevo volver a ser tocados,
por el oscuro tentador de almas, Luzbel,
estrella de los malos tratos.
Y el Cristo triste del templo los mira tal
como lo hace el de la penumbra,
los ve pasar con su mirada triste, cuando
entre rezos su camino cursan;
al Cristo oscuro, ya ni lo saludan, marchan
distraídos cantando sus salmos,
han olvidado que ese Cristo sufre cuando ve
en ellos el cruel desacato.
Será mañana cuando en penitencia ponga el
de nuevo firme su mandato,
para que el hombre de pecar aprenda a
hacerse ciego, a los malos tratos,
¡Oh triste pecador irreverente! Hombre que
a diario fallas el mandato,
observa atento la mirada triste de aquel
que al mundo su cuerpo ha ofrendado,
y aún va clavado a esa cruz cansada,
toda marcada por los sufrimientos,
por las desdichas, por nuestros excesos,
Eduardo Martínez Zendejas
¡Qué bien lo describes Eduardo! No hay nada más lúgubre que los monasterios. Y he visto varios. Gracias por compartir. Elsa
No hay comentarios:
Publicar un comentario