Hoy
con el alba bendita
fueron
a abrirse mis ojos,
las
tinieblas se han marchado,
el
sueño se ha terminado
y
entre todos sus despojos,
me
ha dejado por regalo
una
maleta bien llena,
de
ilusiones y de antojos.
Me
despojé de las ropas
que
en el camastro me arrullan,
y de
un salto, la pereza
se
quedó entre la penumbra,
agua
clara, efluvio suave
sobre
mi cara y mi cuerpo,
y
así emprendía la carrera
para
iniciar un día nuevo.
Una
oración como guía,
un
café sobre la mesa,
y
sobre todo Dios mío,
bendita
sea tu pureza,
la
más hermosa criatura
que
en este mundo viviera,
una
esposa, una amiga,
una
madre ¡Oh alegría!
Mujer
para mi camino,
gotas
de amor y de vida,
perfecta
esposa por siempre,
compañera
en cada paso,
amiga
en albas y ocasos,
siempre
muy junto a mi vida,
y
así no podría temerle
a lo
que traiga el día.
Hoy
con el alba bendita
he
de ser un hombre bueno,
esperando
que la noche
en
su mullido consuelo,
me
de la esperanza clara
y el
amor a cada paso,
para
reiniciar mañana,
con
otro día, de anhelo.
Eduardo Martínez Zendejas
(México)
Bello como todo lo que haces Eduardo. Dios te conserve estos dones.
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