Tú Corazón desgarrado
por espada dolorosa,
como el de Aquel traspasado
por lanzada
prodigiosa.
Corona de doce
Estrellas
que fulgura en tu
santuario,
Madre entre las madres
bellas,
su Luz preside el sagrario.
Orbe y corona de
espinas
alza tu mano derecha:
el templo y sus cuatro
esquinas
abraza, concentra y
estrecha.
De lágrimas, un
pañuelo,
para el dolor de tus
hijos,
sudario de su
consuelo,
memoria de crucifijos.
Arco de rayos solares
se despliega en tu
realeza,
son sus fulgores radiales
cetro áureo a tu
belleza.
Cordón dorado y
modesto,
que te ciñe la
cintura,
símbolo de todo un
gesto
de rigor en alma pura.
Suspensa de tu agonía
y en tu negra túnica,
Madre del Supremo Día,
¡toda en todo, Única!.
Bosquín Ortega
14 de Septiembre de 2014.
23:28 – Balvanera al Sur.
Mil Gracias Bosquín. Bello tu poema.
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