Es muy habitual que cuando muere un santo, Dios obra el milagro de dejar el cuerpo incorrupto durante siglos. Así, podemos ver la maravilla de Santa Bernardita de Lourdes fresca y lozana como si estuviera viva, o también Santa Catalina de Labouré. Y recientemente, se han visto los cuerpos del Padre Pío de Pietrelcina, o de Juan XIII. Los invitamos a sorprenderse de este extraordinario milagro que Dios pone frente a nosotros, para reconocer la maravilla de la santidad, que hace que ellos sean presentados frente a nosotros de modo único, especial.
Este tesoro de la Iglesia es desconocido por la mayor parte de la gente, y es por eso que queremos que ustedes los conozcan, para profundizar nuestra fe, y nuestro amor por Dios.
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