El
cielo comenzaba a aclarar su oscuridad nocturna mientras los pájaros
inundaban las pedregosas calles con su canto agitando los árboles en su
alegría.
Mientras
peinaba su perfumado cabello extasiada mirando el dorado y bello
amanecer Rebeca lo vio pasar y su alma suspiro enamorada,su corazón
galopaba dentro de su pecho sin poder aquietarse.
Era
un joven bello,su túnica blanca cubría sus sandalias en su paso lento y
armonioso, sus cabellos dorados eran luminosos,su rostro sereno, su
mirada intensa, perturbadora, insondable, su sonrisa siempre junto a Él.
Rebeca
ocultó su rostro detrás de la fina y blanca cortina de lino para
observarlo sin sorprenderlo, lo vio alejarse saludando a su paso a los
mercaderes y a las mujeres con esa sonrisa arrebatadora, y pensó que
misterioso es el amor que invade el alma atropellando los sentidos y
llenado el corazón de alegría y esperanza.
La
sorprendió la visita de su madre en su alcoba perturbando esa
embriaguez que la envolvía, se abrazaron en silencio en el encuentro
matinal de cada día.
En
ese día de primavera cálido y perfumado con los jazmines que trepaban
por su ventana, reflexionaba una y otra vez como presentarse ante la
invitación de la familia del bello joven.
Su
cuerpo envuelto en su túnica ambarina se movía inquieto por la
habitación, como agradar, como dominar sus emociones, cuales debían ser sus
mejores palabras, y así atrapada en sus alegrías fue en busca de su
diario y placentero desayuno,su canto por la estancia hacía estremecer
las flores del jardín.
Cuando
el atardecer acalló el trino de los pájaros y pintó el inmenso cielo de
un rojo profundo, padre e hija atravesaban las empinadas calles de la
aldea.
La
suave brisa de la tarde ondulaba la túnica celeste que cubría los
cabellos de Rebeca, tomados de la mano se miraban ansiosos por el
anhelado encuentro.
Jamás
imaginó la bella Rebeca que su corazón agonizaría de tristeza, el bello
joven fue gentil, amoroso, todo Él fue ternura con sus visitantes, pero
sus labios pronunciaron palabras no deseadas, su destino lo llevaba por
caminos desconocidos e incomprensibles para la apasionada Rebeca.
-Siempre vivirás en mi mente y en mi corazón, inolvidable Rebeca!
La madre del joven abrazó amorosamente a esa niña enamorada intentando aliviar su pena.
Cuando
la noche invadía el caserío, dos siluetas avanzaban lentamente
perdiéndose en un recodo de la calle de los Suspiros rumbo al templo de
la Iluminación en busca del consuelo de los dioses.
Rebeca se abrazaba a su padre buscando protección, su corazón había quedado cautivo en el corazón de ese joven para siempre.
Quiso
el extraño destino que la hermosa Rebeca dejara sus lágrimas en su último día en este mundo a los pies de ese inalcanzable amor terrenal.
Autora
Inés Gallardo Grau
(Rebeca
era hija de Esdras un comerciante de Nazaret, quien se enamoro de Él, Jesús lo supo y tuvo el valor y la honradez de aclararle a ella y a
su familia cual era su destino. Rebeca jamás se casó y siguió enamorada
del Maestro. Fue una de las mujeres que permaneció al pie de la cruz.
Libro de Urantia)
Juzga por ti mismo, Él hará el resto.....
Gracias Inés. Es verdadera la historia. Bendiciones
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