También llamado "el Cura de
Ars",nació en Francia, en 1786; murió en Ars el 4 de Agosto de 1859.El
Papa Benedicto XVI extiende su patronazgo, hasta ahora de los párrocos, a todos
los sacerdotes.
En el siglo pasado Ars, una pequeña villa francesa,
fue por muchos años el hogar de la vida religiosa de aquel país. Entre 1818 y
1859, su nombre estuvo en labios de miles de personas, y tan grande era la
afluencia de peregrinos, que la compañía de trenes tuvo que abrir una oficina
especial para poder lidiar con el tráfico entre Lyon y el pequeño pueblo de
Ars. ¿El causante de todo esto?, un sencillo e incomparable sacerdote, de
quien hablaremos brevemente en esta historia: San Juan María Bautista Vianney.
Nació cerca de Lyon en el año 1786. Tuvo que
superar muchas dificultades para llegar por fin a ordenarse sacerdote. Se le
confió la parroquia de Ars, en la diócesis de Belley, y el santo, con una
activa predicación, con la mortificación, la oración y la caridad, la gobernó
durante 41 años, promoviéndola de un modo admirable desde una decadencia de
costumbres a un gran adelanto espiritual. Estaba dotado de cualidades
extraordinarias como confesor, lo cual hacía que los fieles acudiesen a él
desde todas partes, para escuchar sus santos consejos. Murió en el año 1859.
SU VIDA
Desde muy niño aprendió a ser pastor
y, al cuidar los rebaños, en algunas ocasiones llamaba a sus otros compañeros
pastores y les compartía las cosas de Dios que aprendía de su mamá, siendo
éstas sus primeras clases de catecismo que luego, diariamente
compartiría con los habitantes de Ars, siendo éste uno de sus más grandes
ministerios como sacerdote.
Por la persecución a los sacerdotes y
a las manifestaciones de fe generada por la Revolución francesa, tomó su
Primera Comunión en su casa, a la que acudió un sacerdote en forma
clandestina. Años después manifestará a su madre su deseo de ser sacerdote.
Aunque era de inteligencia mediana y
sus maestros nunca parecen haber dudado de su vocación, encontró el
aprendizaje, -especialmente el estudio del latín, idioma en que se
estudiaba en su época en el Seminario excesivamente
difícil. Uno de sus compañeros le ayudaba en sus lecciones del idioma.
Sin embargo, estaba muy adelantado en ciencia espiritual y en la práctica de la
virtud mucho antes de que llegara a estudiarla en abstracto.
El 13 de Agosto de 1815 fue ordenado
sacerdote por Monseñor Simon, obispo de Grenoble. Llegado el momento
crítico de la admisión o no admisión a las órdenes, como alguien objetase la
escasa formación científica del aspirante, dícese que el Vicario General
preguntó: «¿Es piadoso? ¿Sabe rezar el Rosario? ¿Tiene devoción a la Virgen?».
Contestaron: «Es un modelo de piedad». «Entonces le admito; Dios hará lo restante".
Se añade otra frase del mismo Vicario General o del Arzobispo: «No será
instruido, pero hay en él mucha luz».
En 1818, fue hecho párroco de
Ars, una aldea no muy lejos de Lyon. «No hay mucho amor de Dios en
esta parroquia, y usted lo va a traer» le había dicho al joven presbítero el
Vicario General de Lyon al darle el nombramiento. Fue en el ejercicio de
las funciones de párroco en esta remota aldea francesa en las que el "cura
de Ars" se hizo conocido en toda Francia y el mundo cristiano.
La principal labor del Cura de Ars
fue la dirección de almas. Durante los últimos diez años de su
vida, pasó de dieciséis a dieciocho horas diarias en el confesionario. Su
consejo era buscado por obispos, sacerdotes, religiosos, jóvenes y mujeres con
dudas sobre su vocación, pecadores, personas con toda clase de dificultades y
enfermos. Las personas más distinguidas visitaban Ars con la finalidad de ver
al santo cura y oír su enseñanza cotidiana. Su dirección se caracterizaba por
el sentido común, su notable perspicacia, y conocimiento sobrenatural. A veces
adivinaba pecados no revelados en una confesión imperfecta. Sus instrucciones
se daban en lenguaje sencillo, lleno de imágenes sacadas de la vida diaria y de
escenas campestres, pero que respiraban fe y ese amor de Dios que era su
principio vital y que infundía en su audiencia tanto por su modo de comportarse
y apariencia como por sus palabras, pues al final, su voz era casi inaudible.
Los milagros registrados
por sus biógrafos son de tres clases: en primer lugar, la obtención de dinero
para sus limosnas y alimento para sus huérfanos; en segundo lugar, conocimiento
sobrenatural del pasado y del futuro; en tercer lugar, curación de enfermos,
especialmente niños.
El mayor milagro de todos fue su
vida. Practicó la mortificación desde
su primera juventud, y durante cuarenta años su alimentación y su descanso
fueron insuficientes, humanamente hablando, para mantener su vida. Y aun así,
trabajaba incesantemente, con inagotable humildad, amabilidad, paciencia, y
buen humor, hasta que tuvo más de setenta y tres años.
El 3 de Octubre de 1874 Juan Bautista
María Vianney fue proclamado Venerable por Pío IX y el 8 de
Enero de 1905, fue inscrito entre los Beatos. El Papa Pío X lo
propuso como modelo para el clero parroquial nombrándolo Patrono de los
Párrocos. En la fiesta de Pentecostés de 1925, en presencia de una
gran multitud, el Papa Pío XI pronunció la solemne sentencia: "Nosotros
declaramos a Juan María Bautista Vianney que sea santo y sea inscrito en el
catálogo de los santos".
Fuente: FEDERACIÓN DE CÍRICULOS DE OBREROS
Mil Gracias Aida Martha Castelán por tu aporte. Que el Santo Cura de Ars bendiga a todos los que lean esta página. AMÉN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario