Luces blancas, luces en mis sueños,
tibios besos.
La pálida luna, el cerezo.
El lánguido verso que alcancé al pasar.
Tus ojos al despertar
muriendo quietos en mi mirada.
Estrellas grandes y pequeñas.
Un duende que ríe a lo lejos.
Detrás de los espejos
un ángel que me habla
que me mira que me abraza.
Lo triste se desviste
ante tanta belleza que resplandece.
El niño pequeño crece
buscando mi apoyo.
Al final del camino
el árbol azul que se mece
saludando mi
alegría.
María del Carmen González
Gracias María del Carmen. Una bella sorpresa.
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