Te
reclamo, desde la aurora,
en
busca de tu consuelo,
mi
alma que tu Amor implora
halla
sentido a su anhelo.
Todo
momento es propicio,
pues
todo te pertenece,
en
tu santo sacrificio
cifro
lo que me acontece.
A
tus pies, confieso, Hermano:
Jesús,
en Vos confío,
encarnado,
todo humano,
vuelto
nuestro, hecho mío.
Aguardo,
seguro, tú ayuda,
dejo
que sólo suceda,
deseo
que tu voz acuda.
Y
la cita llega. Y queda.
Viene
tu misma persona
con
la pausa vespertina,
la
cita de la hora nona
prometida
a Sor Faustina.
Fluyen
tus rayos silentes,
prisma
divino que emana
vivos
latidos fluyentes
de
su celestial fontana.
Todo
el orbe y su criatura,
en
alianza de concordia,
logra
la cumbre más pura:
tu
Gracia en Misericordia.
Bosco Ortega
Estimada Hermana Elsa:
El domingo próximo se celebra la Fiesta
de Jesús de la Divina Misericordia. Participo con éste poema para su
sitio; y le reitero mi gratitud por la gentileza de publicaciones
anteriores. Dios bendiga su Misión.
Gracias Bosco. Hoy es un día muy particular para la Iglesia Católica y en especial para mí devota de la Divina Misericordia. Veo que Ud. también. Que el Señor de la Misericordia bendiga este Blog y a todos los que lo leen. AMÉN
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