Que me sea dado este
quedarme
este sentarme a tu frente y
en silencio.
Que me sea dado detenerme y darme
al exacto lugar de todo
tiempo.
Que pueda permanecer
en quietud iluminada
y en tus rayos de amor verme
en tu Vida
que mi perpetua morada
sea tu fuego
y en tu habitación sea
habitada.
Que la sencillez de esta
locura
que traspasa los umbrales
y muerde los misterios de tu
vida
pueda hundirme enamorada y
trasparente
en tu Gracia encenderme
y morir al mundo
enteramente.
Que tu nombre levante
un canto nuevo
y en nuevo vino vivifique el
día.
Que me aferre a tu planta
y que me encuentres
esperando el pan del cielo
entre tus manos,
toda entera, donada
dando vida.
Lucrecia Casemajor
Lucrecia Casemajor del Café Literario de Neuquén, muchísimas gracias por tu colaboración.
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