Oración de un ministro del alivio
No te pido, Señor, que me hagas santo,
ni te pido que me colmes de virtudes
que pudieran ser semillas de soberbia.
Te pido un alma compasiva
que me impulse a comprender y acompañar.
Que me des la llama viva
del «amor que cubre todos los pecados». ( *)
Que quiera vivir por mis hermanos
un amor eficaz;
aunque no sea sensible, verdadero.
No te pido que algunos me amen,
sino más bien que yo los ame a todos,
y ellos encuentren en mí
algún momento de calma
y consuelo a sus pesares.
Que mi presencia y amistad les sirvan
a los que sufren soledad y angustia;
dolores en el alma o en el cuerpo,
y sea un alivio para ellos,
y referencia firme y duradera
de una visión más amable de la vida.
No te pido, mi Dios, que me hagas santo,
ni te pido que me colmes de virtudes.
Tan sólo que despiertes en mi vida
la obsesión por arrancar una sonrisa
a los que están enfermos o abatidos
y no quieren seguir peregrinando heridos;
la incómoda pasión por ser bastón
de los que tienen lastimada el alma;
maltrecho el corazón.
Amén
(*) 1 Pedro 4,8
Néstor Barbarito
Gracias Néstor por adornar nuestro Blog con tus poemas. Esperamos más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario