Memoria de la tierra amada
Vuelvo a la tierra donde la memoria del corazón
atesora en su baúl arcaico los recuerdos temblorosos del pasado.
Es el ocaso, cuando la tarde de otoño entrega los ocres y cobres milenarios
repitiendo el eterno ritual de su agonía.
Mientras el crepúsculo apaga sus últimos fuegos,
regreso a la casa donde perviven inolvidables duendes de mi infancia.
Se adormecen los trigales desvaídos y el manso verdor de las gramíneas.
Deslizo mi mano por los muros que el tiempo condenó a la soledad.
En la sombría quietud de las habitaciones, la impiadosa desidia de los años
ha trazado un laberinto de grietas que denuncian el mapa del pasado.
Te recuerdo, antigua heredad, a pesar del olvido de los otros.
Por eso estoy aquí, sintiendo el latido del amor al terruño,
que nunca ha clausurado sus nostalgias en lo profundo del alma.
Tierra de pioneros trasplantados por una ilusión de vida nueva
en la América soñada que prometía mieses y trabajo denodado…
Tierra mía en el corazón que palpita con el fervor de la añoranza.
Regreso a vos como se vuelve a la memoria del paisaje idílico
que siempre vivirá en los recuerdos entrañables de la infancia.
Lidia Dellacasa de Bosco
Bienvenida Lidia. Un gusto recibirte en el Blog. Hermoso tu poema. Esperamos verte seguido. Con mucho afecto. Elsa Lorences de Llaneza
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