15 de Octubre: Santa Teresa de Jesús
TERESA
Hablaba y escribía con el castellano de Ávila, su aldea natal.
Aprendió del sentido común que cultivaba el pueblo,
sus refranes y proverbios y la palabra del Evangelio.
Esa sapiencia divina le vino por providencia
y el cielo la eligió destinataria.
Jesús le hablaba y ella prefirió reserva de intimidad.
Visiones, éxtasis y levitaciones,
fueron sucesos de años.
Redactó la experiencia a pedido de su confesor,
pero gustaba más del huso y la aguja de tejer.
Sus obras, mística infusa, sin escuela y sin teología,
suenan con la letra de su voz interior
y los giros de una infancia que decidió servir a Dios.
Son confesiones, caminos de plegaria y ofrenda,
al servicio de los quince Carmelos que fundara.
Prejuicios, desconfianza, persecuciones de la Inquisición
y una noche oscura del alma templaron su espíritu descalzo
y soledad laboriosa, junto a la compañía, fiel y leal, de San Juan de la Cruz.
“No quiero que converses con los hombres, sino con los ángeles”,
le ordenó Jesús en un arrebato celestial.
Toda su vida se confió a San José y obtuvo respuesta en todo.
Un querubín con una espada de oro y fuego traspasó su corazón,
sendas veces, a las que llamó “dulcedumbres”.
La autopsia de su cuerpo reveló una cicatriz en el sitio de sus latidos.
Bosco Ortega
Hermosa la descripción que has hecho Bosco sobre Santa Teresa. Mil gracias. Bendiciones.
Elsa Lorences de Llaneza.
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