“Un Padre diferente”
“No te des por vencido ni aún
vencido”
Meditando
en el día del Padre, sobre el nacimiento de un hijo distinto, imaginaba un poderoso barco a vela lanzado al mar
de la vida. El hijo podría capitanear esta fastuosa nave hecha de sus propias
esperanzas y sueños. Navegando entre las velas blancas sobre olas que cogen los
vientos le mostraría orgulloso lugares seguros para defenderse en este mundo
cada vez más hostil. Un rayo distinto cayó sobre su barca, hubo un error o todos
se equivocaron. Como no poder mirar a su hijo sobre su nave poderosa. Dejar al barco
a la deriva y que navegue solo. Una tormenta de emociones corrió
en su interior. Lluvias de gotas saladas golpeaban su rostro. Truenos de furor lo
estremecían por tener un niño diferente. Vientos furiosos de duelo dirigían la
nave rompiéndose entre las rocas peligrosas. Perdía el hijo que quería y esperaba.
El tiempo y la tormenta una vez más se despejaron. Las nubes se abrieron. El galeón
sobrevivió, como un ariete transformado que arremetía poderoso navegando por
corrientes difíciles. Velas gigantes reemplazadas, por una galera aun podía flotar. Estaba como un padre al frente del
timón, sin darse cuenta algo estaba mal. Sin
comprender que su nave no es como las
otras. Mirando el bajel percibe que no solo. Que sus hijos, mujeres, , hermanos y amigos que lo rodean
convierte a su timonel en personas iguales a los demás. Que muchos están trabajando para remendar su
nido. Que el hombre nace y es siempre entero, completo, capaz,
porque es hecho a imagen y semejanza de Dios. Que si estamos vivos es para
vivir del todo, con todo.
Que el trabajo va a ser difícil pero la alegría
de enseñar y contener a su capullo inocentes
volver a vivir. Que la esperanza siempre está vestida como un faro de luz al
final del túnel. Las mejoras son lentas pero vendrán. Que el orgullo como padre, cuando su hijo con dificultad completa
su tarea es como abrazar la vida en otra dimensión. Que el comenzar
a preguntarse sobre el futuro es una incógnita que sobrevendrá. La incertidumbre
de que el hijo pueda navegar su nave
solo llegara. El pánico de la muerte antes que retoño complete su viaje regresara. La insistente
pregunta de quién cuidara a su hijo
aparece en el horizonte. Que alguien
tome esta tarea y quien lo aceptara, es el desafío. El autor de los días mira a su hijo y descubre que
es feliz. Que nunca entenderá que es ser diferente. Que una sensibilidad
superior, indescriptible, sobrenatural emana de ese ser. Que algo maravilloso, misterioso e innegable, yo diría
que la mano de Dios lo ayuda a pelear, a vencer, a
no flaquear.
Que ese hijo se convierte en un tesoro esparcirá su inocencia gratuita, demostrando
que siempre es posible enfrentar a la adversidad y ganarle. Que siempre es
posible mejorar. Que ni el lucero del alba, el sol, el día, la
perla ni el diamante lucen como su niño, ejemplo claro de cómo el mundo debería
conducirse. Cuando él está feliz, sonríe, cuando esta triste, llora. No
entiende las reglas de una sociedad que
enmascara con caretas ficticias sentimientos encontrados. No fantasea en su
rostro ningún rasgo de avaricia, deshonestidad, racismo o amargura. No espera
nada a cambio como una moneda sin caras ocultas. Con su mirada pura al mirar al
prójimo, sencillamente dice…hola, arrebatando de inmediato una sonrisa. Que enorme
regalo de amabilidad inocente el comprender lo que es importante en la vida.
Tener un hijo con necesidades especiales es un regalo extraordinario del
Altísimo cuyo misterio nunca podremos
comprender. Las tormentas de ira y emoción todavía soplan, sabedor que la nave de su hijo sobrevivirá
para siempre y viajara como el viento a puertos cubierto por el cielo, en donde el esfuerzo y la fe, la voluntad, va a ser su aliada y sostén permanente
Dr.
Jorge Bernabé Lobo Aragón
#Tucumán #Argentina #España
Bellísimo Relato estimado Doctor. Me hizo lagrimear. Dios bendiga su hogar, sus hijos y sus dones. Feliz día del Padre. Amén. Elsa Lorences de Llaneza.
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