Nuestra mente jamás podrá comprender plenamente el Misterio de un Unico Dios, en Tres Personas.
Solo con los ojos del amor y de la
humildad evangélica se puede aceptar aquello que Dios nos da para
nuestro bien, aunque nosotros no podamos comprenderlo, y mucho menos
explicarlo. Por eso, es preferible tener esta actutud de niños cuando se
trata de los Misterios de Dios.
Celebremos con alegría a Dios Unico y
Trino, que se nos da como Padre, como Hermano y como nuestro Defensor.
Los Tres, y Uno Solo, son nuestro Dios.
AMÉN. AMÉN.
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