HAY UN SITIO
El Santuario es el lugar
donde el calor del encuentro,
flamea en el interior
de las almas caminantes.
Espacio de conversión,
de especiales bendiciones…
porque la fe compartida
tiene el poder de abrir cauces,
cuando el riego es la plegaria
sobre simientes de amor…
y el Espíritu cultiva
al vivir la comunión.
Un día llegaste al valle
Madrecita peregrina,
de la mano del pastor;
modelada en travesías,
mimetizada en el viento,
mostrando la piel curtida
del camino polvoriento,
para
invitarnos a orar.
Y fue tu
materno rol
que abrevió la
trayectoria
entre tus hijos dispersos
con tu
andar de misionera.
Abrigada en
poncho criollo
acercaste la
Esperanza,
envuelta en un
manto rojo,
cobertor de
Santidad…
la que el Niño
del establo,
a todos quiere impregnar.
Que se hace pan y alimento
y en el vino Sangre nueva
como ofrenda protectora
que confiere Salvación,
porque revive en la Misa
su promesa
universal.
Y los años pasarán y pasarán peregrinos;
y propones como Madre,
los misterios del rosario
para misionar con Vos.
Y nos invitas a todos,
a quienes se han alejado
o a los que cerca no están…
a que sigamos a ese Hombre,
que, henchido de compasión,
marcó profundas sus huellas
hacia el
Padre, nuestro Dios.
Tú lo sabes Mamacita,
¡somos grandes presuntuosos,
en un mundo de quebranto!
¡Ayúdanos a quitar
esa prisión de egoísmo
que, al corazón puso rejas;
para ser dignos obreros
y las manos de Jesús,
de un Jesús que dio su vida
y la volvió a
recobrar,
inundando de
alegría
nuestro camino
pascual…!
¡Oh Bendito
Redentor!
Querida Nelly, mil gracias por tu compartir.
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