Señora de la escucha
¡María, Virginidad
fecunda!:
ayúdanos
a practicar la caridad
que,
muchas veces, es ofrenda material
pero,
otras tantas, es darse y es estar…
Estar
ahí, cuando alguien necesita hablar
o
cuando necesita llenar su soledad.
¡Señora
de la escucha!:
enséñanos
a prestar nuestros oídos
con
la mansedumbre solícita
de
tu actitud discreta
y
tu sentir maternal.
¡Madre
del silencio!:
que,
a ejemplo tuyo, aprendamos a callar
y
meditemos las palabras
para
no agredir ni exacerbar.
¡Torrente
que horada la piedra!:
que
nos impulsas a mitigar las penas
para
amalgamar las grietas
producidas
en el alma,
cuando
la espiral del abismo penetra
en
la catacumba de la incomprensión.
¡Mujer
de la entrega confiada!:
que
sepamos servir al prójimo
con
tu magnanimidad y amor
para
seguir la enseñanza de Jesús, tu Hijo,
para
llevar su Voz sanadora a los demás
y
en la fragilidad de la armonía,
construir
juntos el andamiaje de la Paz.
Nelly Esther Vichich
Mil gracias amiga. Hermoso compartir.
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