EL MAPA
La vista volando sobre el mapamundi,
los ojos inquietos para preguntar,
¿De dónde vienen los vientos
que me llaman sin cesar?
¿Y dónde está aquel pueblito?
el que me vio despertar.
Y buscando, buscando encuentro,
es un pueblito chiquito
con sus calles conocidas,
sus ilusiones perdidas y
la romántica estampa
del paseo dominical,
ellas con sus bellas galas,
ellos para conquistar.
Muy lejos puedo mirar
los más lejanos países,
ríos, montañas y valles,
que
con el paso del tiempo,
de tantos días y meses,
nunca se cansan de estar,
¿De dónde vienen los vientos?
creo que es de ese lugar,
de las montañas dormidas
que cobijan en su verde,
la
gracia de la comarca
donde inicie a caminar.
¿Y el lecho donde se duerme
el sol en su transitar
sin duda queda a lo lejos,
entre nubes de oro y fuego,
por detrás de las montañas,
donde a diario agotado,
el distinguido viajero usa para descansar.
Gira y gira el mapamundi
sobre su eje de metal,
y de pronto en ese punto
perdido en la inmensidad,
aparece muy sereno el sitio
donde hace tiempo nació un ensueño
a la vida, y se ha quedado impregnado
en todas las flores blancas
Y en él nació a la vida una florecita
hermosa,
la mujer mágica y pura que me diera de sus
manos
la ilusión franca y primera, con la
honestidad sincera
de las hermosas mujeres que nacen en ese
lugar,
y gira y gira el mapamundi, gira y gira sin
parar.
Y los vientos un día irán hacia el sitio
señalado
donde han de crecer mis hijos, y en el se
volverán
adultos de un solo tiempo, hombres buenos
del lugar,
y los vientos han de ser aedos de un tiempo
nuevo,
y fieles me señalaran ese punto donde un
día
mis pisadas pararan, y mi cuerpo muy
cansado
al fin se recostara, para dormir por el
tiempo
esperando un tiempo nuevo, para poder
retornar.
Eduardo Martínez Zendejas. (Méjico)
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