Por siempre, María...
El cielo ha bajado a envolver tus hombros;
y emularlo quiso, el viento silente,
que cubrió de rosa tu vestidura,
atrapando, en ella, el mismo horizonte
para iluminar tu grácil figura.
Por siempre, María...¡ Madre de todos!;
dulce misionera, auxilio y reposo,
los ojos atentos , cualquier ropaje,
materna mirada... sobre tus hijos.
Aro de estrellas...en tu nívea frente.
Pudo así la noche, alumbrar tus pasos
que apremiantes guían la vuelta al Padre,
desde el ostracismo o desde el pecado...
Tiene, tu llamado, un tierno coraje.
Se palpa el hambre de paz y consuelo
que sienten los hombres , lejos de Dios
y alienta tu insignia, Reina y Señora,
el filial encuentro con el Salvador .
Y en Caná, tu voz , arrulla promesas
de bonhomía que beben sedientos,
aquellos que, un día, se dispersaron
por el desierto... en mundana locura
y ávidos cuentan con tu intercesión.
Nelli Esther Vichich
Mil gracias Nelli. Hermoso el poema que compartiste.
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