El
salario de tus manos,
hecho
a sierra y garlopín,
Reino
de panes humanos
hacia
un milagro sin fin.
Naciste
para testigo
del
mundo y hasta el final,
cargaste
en vida y abrigo
un
mandato celestial.
A
esa promesa ofrendado,
hombre,
paisano y varón,
obedeciste
al llamado
del
Ángel en su visión.
Del
trabajo, epifanía,
carpintero
Joshué,
familia
y alegoría
con
Jeshúa de Nazareth.
Fue
tu descalza alegría,
buen
carpintero José,
para
Jesús y María,
su
herencia de amor y fe.
En
tu silencio modesto,
justo
de santa humildad,
diste
tu historia y tu resto,
en
callada dignidad.
Aurora,
ocaso y destajo,
tu
taller fue la misión:
educar
en el trabajo
al
Señor de la Creación.
Letra y música: Bosco Ortega
Gracias Bosco. Pintaste en tu canción excelentemente bien a nuestro querido San José.
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