Trabajando la madera
fue modelando sus sueños
y los rulos de viruta
iban cayendo al suelo.
El aserrín ha empolvado su ropa,
también sus manos,
pensando en su nueva casa
hizo puertas y ventanas.
El fuego del buen amor
hace brillar su mirada.
Entre clavos y martillos
amasa su porvenir.
Mira su anillo, es feliz,
el compartir la existencia
puso sal a su vivir.
Recuerda aquel momento
de revuelo de palomas
y teñido de campanas
en el que Dios los bendijo
para que siempre se amaran.
Concepción Costantino.
Con cariño a mi esposo con el cual compartí cuarenta años de mi vida.
Coca.
Felicitaciones Coca. Muy tierno tu poema. Él te sigue cuidando desde el cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario