No se sabe cuál es la forma
correcta de escribir su apellido.
Inventó un total de 1.700
palabras y expresiones.
O, por lo menos, fue el primero en escribirlas en inglés. Entre ellas se encuentran vocablos de uso tan común como amazement (asombro), arrogance (arrogancia) assassination (asesinato), bloody (sangriento), generous (generoso), road (camino) y suspiscious (sospechoso). También aparecieron por vez primera en El mercader de Venecia la expresión “No es oro todo lo que reluce” y el nombre Jessica.
Su profesión era en
realidad la de actor.
Así figura en documentos recogidos entre 1592 y 1603. Se sabe que actuó en una obra de Ben Jonson y que acostumbraba a hacerlo en las suyas. Eso sí, dado que era un hombre atareado, escogía papeles secundarios como el de fanstasma en Hamlet y el de Adam en Como gustéis.
Su tumba está
maldita.
Shakespeare está enterrado en la Holy Trinity Church de Stratford-upon-Avon, bajo un epitafio que dice: “Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar en el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos”. Además, una leyenda afirma que en su tumba se hallan las obras inéditas que se sabe que escribió pero que no han llegado a nuestros días.
No existe ningún
descendiente suyo.
Hamnet murió de niño en 1596 y sólo una de sus hijas le dio una nieta, que murió sin descendencia en 1670. En cambio, Shakespeare tenía siete hermanos.
Fuente: www.iberlibro.com
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