Sé que cuando deje
de existir
me estarás
esperando.-
No ya con ese balbuceo
cuando te despedías.-
Yo entraba en la
habitación.-
No me veías pero
me reconocías;
nombrándome RUBEN,
con tu voz
entrecortada.-
Estaba todavía en mi niñez,
o en la adolescencia
cuando me
mandabas,
al campo PIPO.-
Aquel terreno,
de VILLA
INSUPERABLE,
pasando la AV. GENERAL
PAZ,
atrás del MATADERO de la ciudad,
a cortar los
cardos,
para hacer las
milanesas,
de sus pencas.-
Y allí se juntaba,
tu saber y sabiduría.-
Junto al jarabe de
remolacha,
para aliviar la
tos,
en los inviernos.-
O las ventosas,
que nos aplicabas.-
Cuantas cosas
que no se pierden,
como aquellos platos,
que nos regalaste.
Y uno se hizo
trizas en el suelo,
como diciendo,
hasta aquí llego
el tiempo,
y los tienes que buscar en los recuerdos.-
Yo quisiera un
suspenso.
pero la vida es un
reloj,
y nada se detiene.-
La realidad se
muestra,
deja las huellas.-
contálas y tiene la misma
cantidad de vocales,
y consonantes,
que acompaña
lo simple,
para
nombrarte “MAMÁ”.-
En estos ojos
turbios
para evocarte
como el sol
que nos despierta,
o la luna que nos acaricia, en los sueños.-
Mamá, cuando en el
silencio de la noche duerme
en la enredadera
de los sentimientos,
habrá un lugar que
juega con el viento.-
Y en este dibujo
de letras
navegarán sobre las
lágrimas,
el recuerdo.-
El puerto de tu sonrisa,
en lo
eterno.-
RUBEN SABAS GOMEZ
CAFÉ LITERARIO DEL
PADRE HERNAN DE SAN PABLO
rubensabasgomez@yahoo.com.ar
Un poema muy sentido Rubén. Le deseamos que pase, en lo posible, un hermoso día de la madre. Lo estaremos acompañando. Marga y Elsa
Triste y hermosa poesía que nace de un profundo dolor, recuerdos que vivirán en el corazón. Felicitaciones a su autor !!! Damna..
ResponderEliminarmuy sentido tu poema, tanto que compartimos tu pena
ResponderEliminarIsabel Dumery