EL PAPA CUMPLIENDO UNO DE LOS DESEOS
DE MARÍA EN FÁTIMA
Fátima: Los pedidos de la Virgen
La Devoción al Inmaculado Corazón de María
Al Mensaje de Fátima pertenecen las apariciones del Ángel de la Paz (1916) y las de Nuestra Señora (1917) en Cova da Iría; luego las de Pontevedra (1925 y 1926) y de Tuy (1929) en España; así como el
ejemplo heroico de las vidas de Jacinta (1910-1920) y Francisco (1908-1919), hoy ambos en los altares, y la de Lucía que se hizo religiosa carmelita (1907-2005).
El Inmaculado Corazón de María está presente en el Mensaje de Fátima desde el primer momento en las apariciones del Ángel. Pero es a partir de la segunda aparición de Junio de 1917 que Nuestra Señora le confía a Lucía el proyecto de Dios: “(…) tú te quedarás aquí un tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Él quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. A quien la abrace le prometo la salvación; y estas almas serán amadas por Dios, como flores puestas por mí para adornar su trono.
En la tercera aparición del 13 de Julio de 1917 Nuestra Señora confía a los niños el designio secreto de Dios sobre el mundo, el secreto oculto en el Inmaculado Corazón de María, llamado el SECRETO DE FÁTIMA. Las dos primeras partes fueron escritas por mandato del obispo en 1941, La tercera parte del SECRETO fue escrita en Tuy el 3 de Enero de 1944 y conservada en el Vaticano desde 1957. El Papa Juan Pablo II la hizo pública en el año 2000.
El 13 de Julio, después de haberles mostrado el infierno, Nuestra Señora les dice:
“Habéis visto el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar (la Primera Guerra Mundial). Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra (guerra) peor (…) Para impedirla (la Segunda Guerra Mundial), vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la comunión reparardora de los primeros sábados. Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz (…)” (2)
Los pedidos de Nuestra Señora
En
la aparición del 13 de Julio de 1917 Nuestra Señora prometió a los
pastorcitos: “Para impedir (la guerra), vendré a pedir la consagración
de Rusia a mi Corazón Inmaculado, y la comunión reparadora de los
primeros sábados.” (3)
Los pastorcitos Francisco y Jacinta murieron santamente en 1919 y 1920, como Nuestra Señora les había anunciado.
Lucía, la única sobreviviente de los tres pastorcitos, entró al noviciado en el convento de las Hermanas Doroteas en octubre de 1925. El 10 de diciembre de ese mismo año, en Pontevedra, España, en la celda que ocupaba, se le aparecen Nuestra Señora y el Niño Jesús. Nuestra Señora viene a cumplir lo prometido en Cova da Iría, Ella viene a pedirle la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados. El 15 de febrero de 1926 vuelve solo el Niño Jesús, para preguntarle por la propagación de esa devoción.
El 13 de junio de 1929, en Tuy, España, en otra aparición a la Hna. Lucía, Nuestra Señora le revela que Dios por intermedio de Ella le pide al Santo Padre que haga la Consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón en unión con todos los obispos del mundo.
Nuestra Señora vino a pedir en 1925 y en 1929, lo prometido en julio de 1917: la Consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón y la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados, como medios para obtener la paz.
Estas dos manifestaciones, la de Pontevedra y la Tuy, constituyen una unidad, son el núcleo central de la devoción al Inmaculado Corazón de María. Más tarde, la Hna. Lucía en carta del 19 de marzo de 1939 al Rvdo. P. Aparicio S.J. le dice: “De la práctica de la Devoción de los Primeros Sábados unida a la Consagración al Inmaculado Corazón de María depende la guerra o la paz del mundo; por eso deseo tanto su propagación y sobre todo por ser esa la voluntad de nuestro Buen Dios y de nuestra querida Madre del Cielo”.
¡Y ahora el Papa Francisco lo va a hacer realidad! ¡Qué maravilla Señor! Él sostenga al Santo Padre. Elsa
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