"En medio de la noche, cauteloso como un padre,
alejaste de mis días, la temible soledad.
A pesar de la tormenta constante de mi vida,
tu Mano, tan segura, apartó la duda y la oscuridad.
Increíble a la mente de todo ser humano
supiste abrir en mi alma,
un manto de ternura, de gozo
y ... siempre ¡PAZ!
Y ese manantial de frescura
que sanaba mis heridas
me acercó, a tí, Padre,
cada día, más y más.
Y a pesar de lo hiriente
que fueron las espinas,
me ayudaste a ser paciente,
a perdonar, a orar y a amar.
Pasaban los días ... ¡la vida!
por fin comprendí ... ¡Jamás estuve sola!
Velando mi paso, a toda hora,
tu mano sigilosa, protegía mi andar.
No basta con decirte que hoy quiera agradecerte
te pido, has dicho, que seas siempre muy fuerte,
y yo, creyendo en tí, prendida de tu mano,
estaré siempre ... ¡muy valiente!"
Elsita Solari
Gracias Elsita. Siempre se puede retomar a escribir.
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