El está
pero no sabemos distinguirlo
entre la muchedumbre de Cristos
que deambula,,crucificada, sin saberlo,
por sus hermanos...
Porque El está,
perdido en la maraña
viscosa
de la ciudad.
El está
y no le tendemos nuestra mano.
Está ebrio, enfermo
o drogado.
Está sucio.
Acercarnos
nos da miedo
y asco sin fin.
Pero alguien en su mano
puso el vino,
el paco o la droga.
Y es su hermano
Caín.
Cuando te alejas
recuerdas
que Caín compró a Abel,
que tenía hambre,
su heredad,
por un plato de lentejas.
Y luego lo mató.
Susana Casati de Ruiz
Bienvenida con tu primer poema Susana tan terrible como verdadero. Él está. Sería bueno que nos acercáramos.
FOTOGRAFÍA: Sacada de la Webb.
No hay comentarios:
Publicar un comentario