Un día fuiste elegido
para pastorear el rebaño
Algunas mansas otras no tanto/
Tu espada fue la Palabra
con la que predicabas/
Tu armadura la humildad
puerta de la oración constante/
Dios te regaló los talentos necesarios
por intercesión del Espíritu Santo
Y allí, Fe, fortaleza y sabiduría
fueron el faro que te guía/
Sumado a esto paciencia y alegría
Son motivo de dicha para la feligresía/
Junto a Jesucristo y mamá María
caminando van los tres de la mano
enseñando con ejemplo de vida
el ejercicio difícil del sacerdocio/
Dios proteja tus labios sellando o abriendo
para bendecir con tus preciosas manos
¡Adelante!
No claudique siervo de Jesús
¡Extiende tus manos y bendícenos!
María Andrea Gil
Gracias María Andrea. Dios te bendiga.
Foto: Sacada de la Webb
Foto: Sacada de la Webb
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