¡Buen día Mamita, Señora mía!
Vos aparecés después de que el sol
alumbra en la
mañana,
para ser el árbol frondoso
que con su sombra
me ampara;
la dulcísima mano que me guía.
Sos mi refugio cuando estalla la tormenta;
cuando en la batalla me falta el aliento.
cuando en la batalla me falta el aliento.
Cuando mi alma gime y se arrastra contra el viento
tus brazos me acogen sin pedirme cuentas.
Vos, Mamita, fuente de alegría,
vos mi oasis en pleno desierto.
Faro luminoso que me alumbra el Puerto,
luz, gozo y ventura, Mamita María.
Guiá mis pasos hacia buen destino,
no sueltes mi mano o andaré perdido.
Sea tu Corazón propicio a mi pedido
de gastar la vida andando Su Camino.
Néstor F.
Barbarito
Gracias Néstor amigo. Tu mamita también es la mamita nuestra. Muy tierno el poema.
FOTOGRAFÍA: Sacada de la Webb
Precioso poema!!En nuestra amada Virgen y su
ResponderEliminaramor incondicional,vemos reflejadas todas las madres del mundo!!! Damna..