jueves, 13 de diciembre de 2012

MICRORRELATO, Ines Gallardo Grau


JOSUÉ Y EL NIÑO DE LA NAVIDAD



La aldea es pequeña unas pocos terrenos arenosos la recorren, el sol se recuesta en el horizonte y pinta el caserío de encendidos colores.
Cuando amanece todo es azul como ese cielo infinito que bendice y protege a sus habitantes.
Se escucha a lo lejos la algarabía de los niños, corren felices entre sus madres levantando el polvo del camino con sus pequeñas sandalias, las túnicas de brillantes colores los protegen de ese sol abrasador que acompaña sus vidas y que también se posa ardiente en los sembradíos.
Cada estación las mujeres  agradecen a Dios con cánticos de alabanza y el viento cálido los lleva como un susurro a lejanas tierras.
Los niños esperan bajo la sombra de un pequeño árbol las palabras de sus madres para acercarse al establo que se divisa al final del camino de piedra que lleva a la Plaza de los Encuentros donde los viajeros que llegan en sus caravanas calman su sed y se reúnen para contar historias fantásticas de sus viajes.
Luego de una breve caminata en silencio los niños llegan a la puerta de la posada, entre las flores y arbustos que la rodean se ve el pequeño pesebre, allí casi en penumbras miran asombrados a unos padres sentados sobre  una alfombra de paja con un bello niño que duerme en una pequeña cuna de madera.
Dicen que han llegado de muy lejos.
Los niños tomados de la mano le cantan al pequeño que ha nacido en ese humilde lugar, solo Josué se queda inmóvil mirándolo,siente sin saberlo un gran amor dentro suyo y le sonríe con dulzura.
De pronto se acerca a la cuna y lo besa con una alegría inesperada mientras su madre los mira.
María se acerca a Josué y le susurra al oído:
- Mi pequeño niño será tu amigo, te amará y acompañará dondequiera que tu vida vaya, nunca lo olvides.
Josué poco comprendió esas palabras, pero su corazón ya estaba desbordado de una felicidad desconocida para él.
Han pasado los años y cuando el sol es fuego encendido en el horizonte el niño ya hombre se acerca lentamente al poblado y dejando caer su alforja  a los pies de su amigo, se funde en un abrazo con un Josué de blanca barba que lo espera en un recodo del camino.
Y con esa luz en la mirada del amor compartido se alejan por el camino pedregoso rumbo al encuentro con los amigos.
Todavía resuenan en el aire sus risas, sus alegrías de niños.


Autora
Inés Gallardo Grau
 
Gracias Inés, siempre colaborando con nosotras. 
Adorno: Inés Gallardo Grau 

No hay comentarios:

Publicar un comentario