LA EXPLOTACIÓN INFANTIL
Dra Eunate Goikoetxea
Alicante-España
En esta sociedad en la que vivimos, la explotación infantil es sólo uno de los flagelos que agobian a la humanidad.
Tal vez nos horrorice más lo que se refiere a los niños, por
la sencilla razón de que son los más indefensos, y es precisamente por
ello, que gente deleznable se aprovecha para conseguir sus fines.
El mundo está atónito y atemorizado por la
letalidad de la pandemia actual, hasta la fecha hay aproximadamente 2.3
millones de fallecidos, pero casi todos ignoramos las cifras de niños
que son explotados; un informe dado a conocer en Ginebra, en 1 917,
calcula que son más de 152 millones quienes padecen esta cruel
situación.
Hay personas que ganan fortunas con la explotación, ya sea
porque tienen a niños trabajando en condiciones deplorables, o porque se
encargan de proporcionar (vender) pequeños a los explotadores. Basta
con tener un poco de interés para enterarse de esta grave situación, los
medios lo comunican cada día:
También se dictan leyes internacionales y particulares en
cada país, pero no basta con ello, porque no hay la intención de
hacerlas cumplir.
Por ejemplo:
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 20 de
noviembre del año 1 989 el tratado internacional que reconoce a todas
las personas menores de 18 años (niños) como sujetos con plenos
derechos.
Éste fue ratificado por casi todos los países del mundo. Por
lo mismo, los Estados, están obligados a respetarlos y hacerlos cumplir
sin distinción de raza, color, sexo, religión, creencias, idioma,
opiniones, procedencia, posición económica, impedimentos, nacimiento o
cualquier otra condición del niño, o de sus padres.
Los cuatro principios fundamentales de la Ley son:
1. La no discriminación.
2. El interés superior del niño.
3. El derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo.
4. La participación infantil.
El Estado es responsable de dar a conocer la Ley y explicar su contenido.
De manera que allí están las leyes, al lado de autoridades ciegas y sociedad indiferente.
Pero hay algo superior a estas leyes y proceder de gente tan reprobable. En la Biblia está escrito:
“En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y le
preguntaron: -¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? Él
llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Entonces dijo: -Les
aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no
entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como
este niño será el más grande en el reino de los cielos. Y el que recibe
en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí. Pero, si alguien hace
pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le
colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo
profundo del mar”. Evangelio según san Mateo: 18
De manera que, si las leyes humanas no castigan a estos
explotadores, las leyes divinas se encargarán de cobrarles la enorme
deuda que están contrayendo.
Quiera Dios que la humanidad despierte y haga todo lo posible por evitar las atrocidades de la explotación infantil.
Eunate Goicoetxea
No hay comentarios:
Publicar un comentario