29 DE AGOSTO DIA DEL ABOGADO.
Hoy se conmemora el Día del Abogado, nacimiento de Juan Bautista Alberdi. El 29 de agosto de 1810.
Fue,
uno de los más lúcidos pensadores argentinos, autor de las “Bases y
puntos de partida para la organización política de la Confederación
Argentina”, se tuvo en cuenta al sancionarse la Constitución Nacional
de 1853.
Aunque vivió gran parte de su vida fuera de la
Argentina dejó lecciones de civismo y jurisprudencia. Acérrimo defensor
de la paz y del sistema republicano, diseñó con sus ideas un modelo de
país sobre el respeto de los derechos individuales, principios que
fueron tenidos en cuenta para la cimentación del país que hoy habitamos.
Sin embargo, Alberdi nunca ejerció la profesión de letrado en nuestro país.
Juan
Bautista nació en Tucumán y, a los 14 años, obtuvo una beca para
estudiar en el Colegio de Ciencias Morales de Buenos Aires. Siguió
abogacía en la Universidad pero, al completar sus estudios, el gobierno
de Juan Manuel de Rosas impuso un juramento de fidelidad al régimen
federal como requisito para la habilitación profesional.
Alberdi,
que había sufrido ya como periodista el cierre del inofensivo periódico
La Moda por parte del gobernador, no quiso aceptar otra humillación y
prefirió marchar al destierro. En 1838 subió al bote que iba a acercarlo
hasta el barco que hacía la carrera a Montevideo y, todavía a la vista
de las autoridades y público del puerto, tiró al agua el cintillo punzó
que la dictadura exigía como uso obligatorio.En Montevideo trabajó en un
diario e impulsó la expedición libertadora encabezada por Juan Lavalle,
pero ante el fracaso de la misma revalidó su diploma de abogado y vivió
de sus honorarios. Al producirse el sitio de Montevideo por las tropas
rosistas encabezadas por Manuel Oribe, Juan Bautista viajó a Europa y
luego se radicó en Valparaíso. Había llegado a Chile con sus últimos
ahorros y ejerció el periodismo para sustentarse, al tiempo presentó
una tesis sobre El Congreso Americano en la Universidad y se dedicó
intensamente a la abogacía. Su talento lo hizo distinguirse en el foro y
llegó a ser el profesional mejor remunerado de la ciudad. Con sus
ingresos se compró la quinta Las Delicias, en donde recibía los domingos
al mediodía a los emigrados argentinos y sus familias. Allí se enamoró
de Matilde, la hija de su amigo Carlos Lamarca.
Cuando Urquiza
derrotó en Caseros a Rosas, Alberdi escribió Bases y Puntos de Partida
para la Reorganización Institucional, sugiriendo la implementación de un
programa republicano que estableciera la libertad de cultos, el
liberalismo económico y el fomento de la inmigración. En relación a la
educación, proponía dejar a un lado la instrucción humanística, para
acentuar la formación de artesanos que supieran labrar la tierra y
construir caminos, puentes y ferrocarriles. No necesitamos abogados,
sino técnicos, sostuvo tajantemente.En 1855, el presidente Urquiza le
pidió que viajara a París como embajador, para evitar que las naciones
europeas reconocieran a Buenos Aires como nación independiente. Hacia
allí partió el tucumano directamente desde Valparaíso, sin regresar a la
Argentina. Cuando Mitre venció a Urquiza en Pavón y el país se unificó
bajo su mando, decretó la cesantía del diplomático.Al producirse la
guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, Alberdi condenó la
actuación argentina. Dijo que era una confrontación absurda, hecha por
la vanidad de los gobernantes, y que si algún país tenía algo de razón,
era Paraguay.
El gobierno argentino lo acusó de traidor a la
patria y debió permanecer exiliado en Francia, catorce años. Después de
la confrontación franco-prusiana escribió El crimen de la guerra: con
estilo de abogado fue encadenando los argumentos para demostrar que la
guerra no es un derecho, sino un delito; y que la justicia sólo es tal
cuando es impartida por un tercero imparcial.Recién en 1879, cuando
estaba a punto de cumplir los 70 años, arrastraba los pies y era una
figura legendaria, Alberdi regresó a su patria. Habían pasado 41 años en
el extranjero, siempre escribiendo sobre su país. En la Facultad de
Derecho de Buenos Aires pronunció una conferencia: La omnipotencia del
Estado es la negación de la libertad individual. Pero la emotividad de
sus años le impidió completar la lectura y le pidió a Félix Frías que
terminara de leer las cuartillas que él había preparado. No tenía
fuerzas tampoco para empezar de nuevo a litigar. Volvió a París, donde
murió solo y soltero, en una casa de salud del suburbio de Neully Sur
Seine, el 29 de junio de 1884.
Resistió los abusos de la
dictadura y criticó los errores de los gobiernos democráticos. Diseñó la
arquitectura constitucional de la república y exaltó la armonía entre
las naciones. Aunque nunca ejerció la profesión en su país, nos dejó la
mejor de las lecciones: defendió la paz y el sistema republicano, aun al
costo de sufrir en carne propia el destierro y la persecución
FELIZ DÍA a todos los abogados!.
Mil gracias Ana Franceschini. Gracias por colaborar.
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