VIRGEN DE LAS ROSAS DE ALBANO, APARICIÓN QUE SE HABÍA OLVIDADO, ITALIA (3 DE ENERO Y 30 DE MAYO)
Durante la noche entre el 3 y el 4 de enero de 1417 la Santísima Virgen se apareció a dos mercaderes.
Estaban en oración a ella porque se habían extraviado.
Primero se les presentó diciéndoles “ESTE ES EL CAMINO, VAYAN POR AHÍ”.
Y mas tarde se les mostró sentada sobre una guirnalda de rosas, lo que dio nombre a la advocación.
Se construyeron varios templos sucesivamente y la imagen mostró ser muy milagrosa.
Como en 1855 que libró a la población de una peste.
UN PÁRROCO DESCUBRE EL ORIGEN DE LA ADVOCACIÓN
A
pocos kilómetros de Bérgamo, sobre la ruta que va al Balneario
Trescore, en una apacible llanura, se encuentra Albano Sant’Alessandro.
Una pequeña ciudad ilustre
tanto por sus orígenes romanos, como por haber sido luego escenario de
numerosos episodios históricos y de sangrientas batallas entre Güelfos y
Gibelinos.
En nuestro tiempo es reconocida por el bello Santuario de Nuestra Señora de las Rosas.
Hasta
1855, aquel que transitase por esa carretera iba a encontrarse con una
pequeña y rústica Capilla sin nada en particular, ni pinturas ni
inscripciones, que indicase su propósito y significado
La única particularidad era la devoción y reverencia que demostraban hacia ella quienes por allí pasaban.
El parroco
de Albano se dedico con piadosa perseverancia a investigar entre los
documentos antiguos si la devoción provenía de alguna tradición popular.
Pero no encontraba datos que confirmaran con solides.
Los
mas viejos y mejor informados del pueblo, aseguraban que, según
contaban sus mayores, en aquel lugar se había obtenido una gracia
prodigiosa.
Ávido
de rastrear ese culto vago, pero no obstante siempre vivo; así como
algún dato sobre la historia de aquella capilla humilde y ruinosa, pero
que aun en su simpleza y vetustez inspiraba tanta devoción, hurgó
entre las viejas cartas de la Parroquia, consultó los antiguos archivos
de las bibliotecas, indagó y revisó leyendas, crónicas y relatos
tradicionales de Bérgamo.
Hasta
que por fin logró trazar una minuciosa historia sobre los hechos
maravillosos a los se debía la devoción que aquella pobre y deteriorada
Capilla había representado para tantas generaciones.
De
esta recopilación, impresa en Bérgamo en 1880, podemos obtener una
justa idea sobre el origen del Santuario de la Virgen de las Rosas en
Albano Sant’Alessandro.
LOS SUCESOS DE AQUELLA NOCHE
La
noche entre el 3 y el 4 de enero de 1417, dos mercaderes de la Romagna
que se dirigen desde Brescia rumbo a Bérgamo, se extravían en medio de un bosque cercano a un poblado llamado Albano.
Bérgamo
dista tan sólo ocho kilómetros de allí, pero para ellos no ven salida:
en la oscuridad, entre espinos y charcas cubiertas de nieve, presienten
que van a morir de frío y de miedo.
Ruegan entonces
fervorosamente al Señor, invocando a la Virgen y prometen levantar una
capilla en su honor, si consiguiesen librarse de esa desesperada
situación.
De
pronto, desde el cielo, rompieron las tinieblas, brotan unos rayos de
luz y una estela brillante de rocío les indica el camino.
Recobrando el ánimo y llenos de gratitud siguen aquel sendero que parece decirles "este es el camino vayan por ahí"
Que
por fin los devuelve a la ruta principal, y así amparados por una
prodigiosa claridad, llegan en poco tiempo a la ciudad de Bergamo,
Embargados por el deseo de agradecer de inmediato a la Virgen, acuden a la basílica de Santa María la Mayor, quieren entrar, pero dada la hora de la noche, todavía está cerrada.
Buscan cobijo en una torre cercana, que hallan abandonada y abierta, semiderruida y maltratada por tantas guerras.
Ingresan temerosos y vacilantes por la inmensa penumbra que reina en el recinto, con ansia de acogerse en oración.
Pero
de pronto un gran resplandor les corta el paso y los envuelve, al
tiempo que elevándose desde la tierra, sentada sobre una guirnalda de
rosas que la adorna por completo, aparece la Virgen Inmaculada
estrechando contra su pecho al niño Jesús.
Quien a su vez sostiene en una de sus manitos un ramillete de rosas blancas, en gesto de ofrecimiento a la Madre.
Los
ojos de la Virgen y del divino Hijo se vuelven hacia los dos
mercaderes, a esta altura fuera de si ante aquel espectáculo celestial.
Desde esa noche, el lugar de la aparición será llamado la Colina de las Rosas.
Al romper el día, la noticia se difunde como mancha de aceite, llega a oídos del Obispo y de las Autoridades Civiles.
El
prodigio es juzgado por todos como un signo de bienaventuranza de parte
del Cielo hacia la ciudad de Bérgamo afligida por tantos problemas,
hacia una Italia martirizada por encarnizadas enemistades y discordias,
hacia la Iglesia desgarrada por las divisiones del cisma.
San Bernardino
de Siena, que por aquellos días se encontraba en Bergamo, considera que
aquella aparición nocturna es una bendición de la Virgen.
Todos coinciden en la intención de erigir un Templo en reconocimiento por las abundantes gracias de la Virgen.
Así
el obispo de Bérgamo, Monseñor Francesco Agazzi, informa al Papa Martín
V, electo por el Concilio de Costanza el 11 de noviembre de aquel mismo
año de 1417.
De este modo es
el propio Papa quien autoriza la construcción de la iglesia dedicada a
Santa María de las Rosas que sería inaugurada el 30 de mayo de 1418.
En
1425 el obispo Agazzi, a pedido personal de San Bernardino de Siena,
inauguró a su vez el monasterio anexo de las Hermanas Clarisas.
Este Santuario bergamasco fue destruido hasta sus cimientos en 1846.
DE LA CAPILLITA AL TEMPLO
Por
su parte, mientras en Bérgamo se realizaban las gestiones para aquella
construcción, los dos afortunados videntes vuelven a Albano y compran el
terreno donde tuvieron la primera visión, en el punto exacto donde el
sendero de luz se introdujo en la ruta principal de Bérgamo.
Y levantarán allí la capillita que convocará la devoción de los fieles por 438 años hasta 1855.
Cuando
termina la terrible epidemia de cólera, por voto unanime de la
población va a ser edificado el santuario que, varias veces remozado con
el correr de los años, se mantiene hasta hoy para nuestra admiración.
La
devoción de la Virgen con el correr del tiempo fue decayendo, vuelve a
encenderse en Albano al desatarse la epidemia de cólera en 1855.
A
instancias del Comuno Suardi –que ya desde 1853 se hallaba empeñado en
reavivar la memoria y la fe en aquellos prodigios de 1417-, el
Párroco de entonces, Don Giacomo Canini no sólo exhortó a su grey a
recurrir con la oración a la Virgen de las Rosas, sino también a
prometerle la construcción de un Santuario en el predio de la capilla si
les concedía la gracia de poner término al contagio.
La oración y el voto formulado obtuvieron la respuesta deseada.
El
contagio cesó y el 20 de septiembre de 1855 fue colocada la piedra del
nuevo Santuario solemnemente inaugurado el 4 de enero de 1858,
recordando el milagro ocurrido cuatro siglos atrás.
La devoción a Nuestra Señora de las Rosas se fue extendiendo, naturalmente, mucho más allá de las fronteras locales, especialmente durante las últimas guerras mundiales.
La
fiesta de la aparición se conmemora cada 30 de mayo, pero se festeja
también solemnemente el 3 y 4 de enero que fue la fecha de la aparición.
La aparición de la Virgen María bajo las distintas advocaciones siempre nos llenan de admiración.
Que Nuestra Señora de Albano esté siempre con nosotros y nos proteja.
Bendiciones y grcias
Aída Martha Castelan
Sí Aída y ¡Hay tantas como nunca creí! Mil gracias amiga.
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