Porque he vivido transitando
honduras sacramentales,
la agrimensura del tiempo
es bonanza de cosecha,
y de silencios que a pedazos
se vuelven gotas de rocío.
La grietas físicas del cuerpo
en nada alteran la certeza
del ritmo que en llamaradas
es un cúmulo de soles,
y de zumos aromáticos
amamantando a la vida.
Ya fue el tiempo de siembra
el grano cayó en el humus
y con los aires de las lluvias,
se convirtió en árbol
que retoña con verdes ramas,
racimos de flores y frutos.
Ahora, es tiempo de vigilia
de santoral y de reliquias,
la Eucaristía como alimento
y la oración enseñan,
que la eternidad del alma
no se acaba con la muerte...
Miguel Ángel Migliarini
San Nicolás, 10 de abril del 2015
Gracias Miguel Ángel. que Dios te acompañe en tu vigilia.
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