Manos que ponen esposas,
manos que rompen cadenas,
manos sedientas de amor,
manos brindándose plenas.
Manos llenas de ternura:
la que derramó mi madre,
y en una dulce caricia
la presencia de Dios Padre.
Manos que piden perdón
ante manos que perdonan;
y otras que bendicen panes;
manos francas que se donan.
Manos de misericordia
que dan paz al moribundo;
manos benditas por Dios
que evangelizan el mundo.
Mano del trabajador;
mano que cura al herido;
mano que calma la angustia
de quien se siente perdido.
Manos juntas, suplicantes,
en estado de oración
por los cinco continentes
con una sola misión.
Manos de todos los niños
en una ronda de paz
con los que aún no han nacido
pero que pronto vendrán
Sean benditas nuestras manos
que nos ha dado el Señor,
si es que unidas conseguimos
construir un mundo mejor,
donde brille la
Esperanza,
la Justicia y el Amor,
en un mañana añorado
de fraternal comprensión.
María Graciela Romero Sosa
Bellísimo María Graciela. El Señor te bendiga en tu salud.
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