No es fácil explicarlo
pero sí entenderlo,
porque los interrogantes
son de los incrédulos.
Las huellas divinas del Maestro
pueden verse paso a paso
sin distancias ocultas,
y están en todas partes.
¡Hilos vivificantes,
presencia en el cáliz...!
Oraciones de esperanza,
arraigan fe y amor
desde el madero de Jesús.
Desbrozado el sendero
un diamantino coro
se eleva en aleteo
arrebujando el alma.
La claridad renace cada día
renovando el bautismo,
y el Verbo con piedad
descifra nuestra vida.
¡Señor! Te rogamos
por los que no creen,
no te adoran, no esperan,
porque no saben
de la infinita bondad
de tu misericordia.
¡Amén!
Miguel Ángel Migliarini
San Nicolás de los Arroyos, 14 de abril del 2015
Mil gracias Miguel Ángel. El Señor te conceda tu curación.
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