jueves, 11 de septiembre de 2014

POEMA: Aída Martha Castelan, EL VIEJO RELOJ

Cuando nací, ya estaba

colgado en la pared marcando,

las horas tic-tac tic-tac,

tocando su campana cada media, hora

parecía el campanario de una iglesia.



De niña me acompañó,

de adolescente siempre estuvo allí

Mis padres lo mezquinaban,

papá le daba cuerda para que no parara,



cuando me casé y a nuestra casa fuimos

extrañaba el sonido del viejo reloj.

Un día me atreví y lo pedí como regalo,

con su amor de toda mi vida papá me lo dio.



Ahora está parado, no suena mas la campana.

Las agujas no marcan las horas,

lo sigo teniendo en una pared,

fue mi compañero ¿conseguiré que lo arreglen?



¿Habrá quién se dedique a atender

viejos relojes de la década del 30

antigüedades que solo por amor se guardan?

Supongo que si.

Cuando funcione nuevamente,

marcará sus horas  con su tic-tac  tic-tac



                                                                           Aída Martha Castelan

Gracias Aída. Muy melancólico. Ojalá encuentres quien lo arregle.  

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