Cuando nací, ya
estaba
colgado en la pared marcando,
las horas tic-tac tic-tac,
tocando su campana cada media, hora
parecía el campanario de una iglesia.
De niña me acompañó,
de adolescente siempre estuvo allí
Mis padres lo mezquinaban,
papá le daba
cuerda para que no parara,
cuando me casé
y a nuestra casa fuimos
extrañaba el
sonido del viejo reloj.
Un día me
atreví y lo pedí como regalo,
con su amor de
toda mi vida papá me lo dio.
Ahora está
parado, no suena mas la campana.
Las agujas no
marcan las horas,
lo sigo
teniendo en una pared,
fue mi
compañero ¿conseguiré que lo arreglen?
¿Habrá quién se
dedique a atender
viejos relojes
de la década del 30
antigüedades
que solo por amor se guardan?
Supongo que si.
Cuando funcione
nuevamente,
marcará sus
horas con su tic-tac tic-tac
Aída
Martha Castelan
Gracias Aída. Muy melancólico. Ojalá encuentres quien lo arregle.
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