San José de Cupertino, o Copertino, cuyo nombre al nacer era Giuseppe Desa (17 de junio de 1603 - 18 de septiembre de 1663) fue un fraile italiano, santo de la Iglesia católica, en quien los fenómenos místicos
de orden corporal alcanzaron un carácter notorio. Es considerado patrón
de los viajeros en avión, los aviadores, los mentalmente discapacitados
y los estudiantes en exámenes, esto último por las dificultades que
debió atravesar en su etapa de estudiante.
En Madrid se puede encontrar y venerar su imagen en la Iglesia de San Salvador y San Nicolás, a la que acude un gran número de estudiantes en época de exámenes
José María Desa nació en Cupertino, Lecce,
el 17 de junio de 1603. Era el último hijo de Félix y Francisca Panaca.
Educado cristianamente por su madre, a pesar de las dificultades
económicas, paso rápidamente de los primeros estudios al trabajo,
manifestando poco interés por ambos. Pronto despertó en él una atracción
genuina por la vida religiosa.1
Así, a los 17 años pidió ser admitido como franciscano en la Orden de los frailes menores conventuales pero no lo logró por su escasa formación escolar. Perseverando en el ideal franciscano, intentó en vano entrar a los Hermanos menores reformados, y después, solicitó ser recibido por los capuchinos
y fue aceptado como hermano lego, asumiendo el nombre de Esteban de
Cupertino, pero no logró terminar siquiera el año de noviciado, por lo
que fue expulsado por ineptitud.1
Gracias a la ayuda de Juan Donato Caputo, un tío conventual, ingresó
como terciario y mandadero en el convento de Grotella de los padres
franciscanos.1 Pronto con su humildad y su amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la oración, se fue ganando la estimación y el aprecio de los religiosos, y en 1625, por votación unánime de todos los frailes de esa comunidad, fue admitido como religioso franciscano.
Lo pusieron a estudiar para prepararse al sacerdocio, pero en los
exámenes no era capaz de responder. Llegó uno de los exámenes finales y
Fray José la única frase del evangelio que era capaz de explicar
completamente bien era aquella que dice: «Bendito el fruto de tu vientre
Jesús». Pero al empezar el examen, el jefe de los examinadores dijo:
«Voy a abrir el evangelio,
y la primera frase que salga, será la que tiene que explicar». Y salió
precisamente la única frase que el Cupertino se sabía perfectamente:
«Bendito sea el fruto de tu vientre». En el examen definitivo en el cual
se decidía quiénes sí serían ordenados. Y los primeros diez que examinó
el obispo respondieron tan maravillosamente bien todas las preguntas,
que el obispo suspendió el examen diciendo: «¿Para qué seguir examinando
a los demás si todos se encuentran tan formidablemente preparados?» y
de esta manera aprobó los exámenes José de Cupertino. Todas estas
circunstancias fueron interpretadas como providenciales.
En 1628 fue ordenado sacerdote en Poggiardo; durante 10 años ejerció
el sacerdocio en Copertino, atrayendo pronto a multitudes de peregrinos.
Los estudios realizados sobre la vida de José de Cupertino señalaron reiteradamente que manifestó diversos fenómenos místicos de orden corporal.1
Entró en éxtasis en numerosas ocasiones. Cuando estaba en éxtasis no
sentía nada, aunque lo pincharan con agujas, le dieran golpes con palos,
o le acercaran a sus dedos velas encendidas.2 3
Lo único que lo hacía volver en sí era oír la voz de su superior que lo
llamaba a que fuera a cumplir con sus deberes. Cuando regresaba de sus
éxtasis pedía perdón a sus compañeros diciéndoles: «Excúsenme por estos ataques de mareo que me dan».
De los estudios realizados durante el proceso de su canonización surgió que José de Cupertino estaba dotado con el don de la levitación,4 5 Nota 1
siendo el primer santo en número de manifestaciones de dicho fenómeno.
Se registraron más de setenta casos de levitación ocurridos solamente en
la villa de Cupertino o sus alrededores. En una época de su vida,
llegaron a ser tan frecuentes estos fenómenos que sus superiores
tuvieron que excluirle del cargo de hebdomadario
en el coro, pues en contra de su voluntad, interrumpía las ceremonias
de la comunidad con sus vuelos cuando se encontraba en estado de
éxtasis.
Muchos enemigos empezaron a decir que se trataba de meros inventos y
lo acusaron de engañador. Fue enviado al Superior General de los
Franciscanos en Roma y luego frente al papa Urbano VIII
el cual deseaba saber si era cierto o no lo que le contaban de los
éxtasis y de las levitaciones del frailecito. Hablando con el papa, José
de Cupertino entró en éxtasis y levitó, siendo visto por el mismo
Urbano VIII. El príncipe protestante Juan Federico, duque de Brunswick-Lüneburg también vio las levitaciones y quedó tan impresionado por el fenómeno, que se convirtió al catolicismo.6
osé de Cupertino fue beatificado el 24 de febrero de 1753, siendo papa Benedicto XIV. El 16 de julio de 1767 fue canonizado por el papa Clemente XIII. Su festividad se celebra el 18 de septiembre.
Fue nombrado patrono de los cosmonautas por el don de la levitación, y
de los estudiantes por las dificultades que debió atravesar en sus
estudios.
Incontables las estampitas que compré para repartir entre mi hija y sus compañeras de secundario de San José de Cupertino cuando tenían que rendir exámenes. Gracias, querido Santo por tu intercesión. ELSA
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