" UN LARGO CAMINO"
( El Exodo en la imaginación de Inés)
La caravana se divisa desde las altas montañas como un cordón
serpenteante que ondula al compás del viento ardiente del desierto.
El
sol del mediodía castiga impiadoso las almas que vencidas por el
cansancio detienen su marcha,no hay sombra que alivie los cuerpos solo
las túnicas que cubren la blanca piel castigada de mujeres y niños que
intentan recuperar las fuerzas agotadas en la larga caminata.
Los
niños descansan en brazos de sus madres quienes beben el agua necesaria
para continuar,se escuchan cánticos de alabanza rogando a su dios
protección y agradeciendo la vida.
"Aquí
estamos mi Dios Amado esperando nos lleves en tus brazos a la tierra
prometida,vemos tu luz que nos guía y nos fortalecerá hasta el final de
nuestro camino".
Eres nuestro Rey, acompáñanos!
Al
atardecer cuando el crepúsculo enciende de fuego el horizonte y la
tibia y dorada arena resplandece esperando la noche,el cielo comienza a
vestirse de estrellas y la blanca luna alumbra al mundo.
Lentamente la caravana detiene su marcha,el frescor de la llegada de la noche alivia los pies cansados de los caminantes.
El
hombre que encabeza el grupo camina lento apoyado en su cayado blanco
cubriendo su cara morena y barbada con su túnica amarronada que lo hace
parecer más anciano,va rezando en voz baja en solitario , nadie lo
acompaña,mira el cielo que va oscureciéndose y una sonrisa se dibuja en
su cara arrugada,quizás su oración y sus pensamientos son los motivos de
su alegría.
Una
bella y joven mujer se acerca,lleva una túnica morada que cubre sus
negros cabellos y sandalias que protegen sus pies del calor de la arena,
se acerca y lo ayuda a beber de la vasija que lleva en sus
manos,inclinando su cabeza el hombre agradece a la hermosa samaritana
que se vuelve hacia el grupo ofreciendo su precioso elixir.
Al
calor del fuego encendido para el alimento necesario, todos cantan y
bailan con la alegría de una jornada bendecida,los niños corretean
haciendo una ronda bajo la mirada amorosa de sus madres.
Ha
llegado la noche y nuevamente el cansancio vence los cuerpos,en breves
instantes todos duermen agotados sobre la cálida y generosa arena.
Amanece,el
negro cielo comienza a vestirse de un azul majestuoso.mientras el
mágico sol espera su turno para asomarse en el horizonte.
El
aire de la mañana se impregna de las alabanzas de los hombres que
comienzan a cargar las bolsas sobre sus hombros y a emprender otra
jornada de fatiga y alegría.
Del
otro lado de las azules montañas una tierra iluminada y sagrada los
espera,nada detiene el deseo de los corazones que hacía allí van.
Cuando
el sol abraza con más fuerza, el hombre del cayado que camina en
soledad se detiene pareciera hablar con alguien,sonríe y moviendo sus
labios agradece.
"Tú
eres mi alegría Padre Amado y contigo iré hasta mi desconocido
final,alumbra mi camino que ya está cerca,sostiene mis huesos y mi carne
para vivir la gloriosa llegada a esa tierra que elegiste".
De
pronto a lo lejos un horizonte verde los sorprende,los gritos y abrazos
anuncian el final de la travesía,tomados de las manos cantan y
bailan,las bellas y jóvenes mujeres agitan sus coloridos pañuelos y sus
largos cabellos se mecen al compás de sus cuerpos,las ancianas agitan
sus brazos acompañando el cántico y besando a los niños.
El
cálido viento de la tarde se une al festejo y los acaricia con
suavidad,una anciana de blanca túnica que se encuentra al final del
grupo inca sus rodillas,mira apasionada el inmenso cielo y en señal de
oración entrega sus lágrimas a la fina arena,un anciano la rodea con sus
brazos y la besa amorosamente.
El
camino se hace pedregoso y el primer verdor comienza a recibir los pies
cansados de los caminantes,de pronto entre la frescura de un bosque que
los recibe una luz los enceguece,la luz avanza e invade los
corazones,las fatiga desaparece y los rostros resplandecen,las miradas
tienen brillo de estrellas,unos y otros se miran asombrados no
preguntan pero saben que la travesía ha llegado a su fin,que es el
momento del descanso,que esa luz es bendición,que es la tierra
prometida.
El hombre del cayado eleva sus manos y todo él es luz dorada del amanecer!
Autora
Inés Gallardo Grau
Gracias Inés. Me encanta tu imaginación.
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